Buscar Iniciar sesión

“Raya y el último dragón”: la princesa que quiso ser guerrera

Disney se muda al Índico para empoderar a una nueva heroína y estrena su historia en su plataforma digital por 21,99€ para los abonados
larazonAP
La Razón
  • Matías G. Rebolledo

    Matías G. Rebolledo

Creada:

Última actualización:

La historia del estreno de «Raya y el último dragón», la última revolución de Disney en formato animado y que está disponible desde hoy en su plataforma digital, es también la de una industria que, desde lo hegemónico, ya no piensa mirar atrás. Después del fracaso relativo de la nueva versión de «Mulan», estrenada en Disney+ con un precio de 21,99€ por sesión, y del éxito crítico y de público que fue «Soul», subida a la herramienta de «streaming» sin coste adicional para sus abonados el día mismo de Navidad, la Casa del Ratón tenía entre sus manos un dilema complicado: el cuento de Raya, una joven heroína de habilidades míticas y paisajística del sudeste asiático, será la primera prueba de fuego de la multinacional, ya que se estrena con el sobrecoste que lastró a la salvadora de China pero con el público objetivo infantil que levantó la última producción de Pixar.
La salvación de Kumandra
Los directores Don Hall («Big Hero 6») y Carlos López Estrada (habitual de los videoclips de Billie Eillish), cogen el dragón por los cuernos y, de la mano de Disney Animation Studios, la división del gigante que en los últimos años nos ha dado alegrías tan gratas como «Enredados», «Frozen» o «Vaiana», se han decidido a narrar la fábula de la princesa guerrera. El argumento del filme pasa por un reino (Kumandra) dividido y enfrentado desde tiempos remotos, cuando los últimos saurios mágicos todavía vivían entre los humanos y entregaron su vida para salvarlos, dejando como único legado un disputado orbe azul responsable de las lluvias, los vientos, las brumas y, en definitiva, las bonanzas. La protagonista y su padre son los encargados de defender el valioso cristal de las envidias y deseos de las diferentes tribus de la tierra del dragón, pero la pequeña Raya se hará adulta cuando el legado de los dragones se haga pedazos, su padre quede petrificado y su mundo se suma en el caos.
Es ahí cuando comienza el verdadero viaje de la protagonista, que deberá aprender a confiar en los demás para cumplir la profecía y encontrar al último de los dragones. «Es la historia de una mujer fuerte e independiente. Es una especie de relato de empoderamiento que me hubiera gustado mucho ver siendo una niña», explica Danna Paola (México, 1995), encargada de cantar el tema principal de la película en España y, para Latinoamérica, incluso prestar su voz a Raya. La protagonista de «Élite», que confiesa a LA RAZÓN que «Ratatouille» es su película favorita, añade que se identifica mucho con la protagonista porque «es un personaje muy actual que plasma el peso que estamos tomando las mujeres en la sociedad». Y sigue: «La película, además, habla de la unión entre nosotras y entre los diferentes pueblos. Es una lección de vida sobre la confianza».
«Lo que más me gusta de Raya es su fuerza y su determinación. Ella es perfectamente consciente de su obligación con su pueblo, que además le ha enseñado su padre», explica la cantante y actriz antes de añadir: «También la película es mágica por su estética y por su animación, pero un detalle que me encanta es que Raya va con la misma ropa todo el rato. Eso le quita mucho peso e importancia a eso que asociamos siempre a las princesas sobre los vestidos y la parafernalia. Al final, y como debe ser, la película queda en una lucha interna de Raya contra sus dragones en forma de inseguridades. Por supuesto, me enternece que a una niña le pueda hacer ilusión vestirse de Elsa de “Frozen”, pero también es clave que el foco se gire hacia las historias».
A pocos se les escapará, claro está, que la nueva película de Disney sobre superar nuestras diferencias ve la luz en ese clima de sanación que copa las instituciones estadounidenses después de 20 meses de inestabilidad política extrema. «Raya y el último dragón» responde a ello de manera muy inteligente a través de la confianza multilateral, pero también a través del pacifismo y de la apuesta, ya en lo clave industrial, por un mercado casi virgen para el gigante hasta ahora y que encabezan Singapur, Tailandia, Malasia o Indonesia.