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Ricardo Castella: “La comedia actual va encogida de hombros porque siempre puede caer una colleja”

El director de “La resistencia”, botones de hotel y transformista en “García y García”, reflexiona sobre su faceta como actor, el verano, y la salud de la comedia
La Razón
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  • Matías G. Rebolledo

    Matías G. Rebolledo

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Un par de correos electrónicos cruzan Madrid en apenas dos segundos: “En el tren puedo coger el teléfono, no hay problema”. La cobertura de nuestro carismático sistema ferroviario nacional, lo complica: “La hacemos por cuestionario, más fácil”. Las preguntas se mandan, con el argot y el tratamiento casi mayestático propios de la entidad de la publicación. En las respuestas, el personaje hace valer su interés: “¿Y Vd.? ¿Y su familia? ¿Va a ser una entrevista en la que nos interesemos el uno por el otro? No lo vi venir pero me gusta”, escribe Ricardo Castella (Madrid, 1974) al pie del documento, acompañando la salida cómica con un “emoji” sonriente. El director de “La resistencia”, el exitoso programa presentado por David Broncano, vuelve al cine por tercera vez con “García y García”, una comedia junto a José Mota y Pepe Viyuela.
El humorista, intentando hallar la comedia en cada anécdota, explica que ha pasado el verano alternando el descanso con lo que más le gusta hacer en vacaciones, “tener muchas reuniones de trabajo por Zoom”. Después de más de 150 programas esta temporada en Movistar+, y unos 500 en total, Castella habla sobre el futuro del “late”: “Ojalá aún me queden cosas por hacer. Nos han renovado por tres temporadas más, y si no, va a ser rarísimo verme ahí sin hacer nada. Y tengo ganas de preparar con mimo un programa nuevo cada día y que luego llegue David y hagamos otro distinto. Y que eso nos siga divirtiendo, a nosotros y al público”, cuenta antes de pasar por uno de los grandes triunfos de la temporada, el de acercar al gran público a atletas que han triunfado en los Juegos Olímpicos, como Sandra Sánchez o Ana Peleteiro: “Ha sido suerte. Nos preguntamos qué españolas podrían hacer buen papel y se nos ocurrió llamar a las campeonas de España de algunas disciplinas. Ahora que he confesado nuestro secreto mejor guardado supongo que las llamarán de más sitios, así que son todo buenas noticias”, añade.
Bordeando cada noche lo contracultural, aunque el programa que dirige ya haya encontrado sitio en el entretenimiento hegemónico, el cómico no se achanta ante la pregunta más manida del mundo: ¿Hay comedia sin pasar por lo delicado? “Creo que “lo delicado” depende de cada uno. Hasta el tema más aparentemente inofensivo puede ser delicado para alguien. Así que supongo que es imposible”, responde y matiza, sobre el estado actual del humor a nivel social: “No sé si la comedia es más o menos libre, pero sí es muy fácil distinguirla respecto a la de hace 20 años, la de 2021 va con los hombros encogidos porque sabe que en cualquier momento le puede caer una colleja”, responde escueto pero directo.
Fan “absoluto” de Cher
Con el estío haciendo ya sus últimos chistes, el cómico comparte lo que para él era esta época en su infancia: “Recuerdo un verano que pasé con mis tíos en Villarrubia de los Ojos, Ciudad Real. Me levantaba con mi prima antes de que saliera el sol y veíamos amanecer subidos a un peral comiendo peras de San Juan que aún tenían gotitas de rocío de la mañana. Nunca lo pensé en el momento, pero si hubiéramos perdido el equilibrio, al caer al suelo nos habríamos reventado la cabeza. ¿Vd. cómo pasa los veranos? ¿También cree que al crecer nos damos cuenta de demasiadas cosas y a veces es mejor hacer las cosas sin pensar tanto?”, acompaña su respuesta, por si la cosa se estuviera poniendo demasiado seria. Y a ello, le añade su recomendación de lectura veraniega: “”La casa eterna””, porque son 1.600 páginas sobre la Revolución Rusa y me lo leí en 8 días para poder prestárselo al que me lo regaló y que así se lo lea él también”.
En “García y García” da vida a un servicial botones de hotel que, casualidades de la comedia, es también transformista y el máximo fan de la cantante Cher. “En esta película estaba el tándem Murugarren-Trincado (directora y productor de la película), que son maestros de la persuasión. De repente me estaba afeitando el cuerpo entero y pensando: “Espera, nadie me ha pedido la depilación integral, ¿qué poderes malignos tiene esta gente?”. Y no, nunca antes me había vestido de Cher y es raro porque el parecido físico es evidente”, bromea. Y se despide, como “un admirador, un esclavo, un amigo, y el del pañuelo de La Resistencia”.