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Juan Diego Botto, Premio Nacional de Teatro: “Hay que denunciar el fascismo de hoy”

Tras arrasar en las salas con el monólogo de “Una noche sin luna”, el actor redondea su año con el reconocimiento del Ministerio de Cultura
MarcosGpuntoTeatro Español

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El 23 de septiembre de 2021 iba a ser una jornada de trabajo más en la vida de Juan Diego Botto, pero el destino quiso que se hiciera bueno el «break the leg» con el que había bromeado «un amigo inglés», cuenta. «Pensaba que solo era una metáfora». Poniéndonos en situación: «Break the leg» es el «mucha mierda» del castellano, «suerte» sobre las tablas. Aunque, esta vez, el actor necesitaba la fortuna por un esguince que le tiene a medio gas cuando está a punto de estrenarse como director de cine con «Los márgenes», donde Penélope Cruz y Luis Tosar conducen un largo sobre cómo afecta la crisis económica en las relaciones personales. Lo que no sabía Botto («nosotros, los teatreros, que somos tan de leyendas y de mitos...», dice) es que aquella broma de su colega iba a ser la antesala del Premio Nacional de Teatro.
Como suele ser norma en estos reconocimientos, le pilló de sopetón: «Estaba trabajando y había un número que era muy insistente, así que, al final, no me quedó otra que cogerlo». Era el señor ministro de Cultura, Miquel Iceta, para comunicarle la buena nueva por «su naturaleza de hombre de teatro integral como dramaturgo e intérprete». Además de «por su profundo y permanente compromiso con la escena como vehículo de transmisión de realidades políticas y sociales incómodas», firmaba el jurado. Se grababa así (ya de manera oficial) su nombre en el de la historia del teatro español, su vida: «Es el centro de todo. He crecido viendo a mi madre sobre el escenario, en la escuela, en nuestra propia sala [La Mirador]... Siempre ha sido el medio y el elemento que más me ha hecho disfrutar».
El fallo apunta directamente a su última obra de arte, «Una noche sin luna», donde ha explotado el Botto supremo a través de «la vigencia que el discurso lorquiano posee en la actualidad». Tan vivo es el texto sobre el poeta que, en muchas de las representaciones, el patio de butacas no es capaz de distinguir la ficción de la realidad. «Nunca he sentido una comunión igual». Era esta la segunda parte de una historia que comenzó su primer episodio («Un trozo invisible de este mundo») en 2012 con Sergio Peris-Mencheta y que ya mira a una tercera parte: «Nos la debemos. Después de ganar muchos Premios Max con la primera y de que “Una noche sin luna” ya es Premio Nacional...».
−Bueno, lo es usted.
−Sí, pero tiene mucho que ver con lo que ha aportado esta obra.
−¿Por la memoria histórica de la que habla?
−Sí. La memoria es clave en mi teatro: la dictadura argentina, el exilio, la necesidad de encontrarte, el pasado, saber de dónde venimos, la libertad de que cada uno sea el que quiere ser...
–¿Votaría Lorca a Vox, como aseguró Mireia Borràs?
–Es un sinsentido, no tiene ningún rigor. Es como hablar de naves espaciales en la Edad Media.
−¿Cómo le gustaría que le recuerden?
−Que piensen que aporté algo.
−¿El qué?
−Buenas interpretaciones y que se acuerden de las historias que he contado. Una mezcla de compromiso social y calidad.
−¿Y qué debe denunciar el teatro en este momento?
–El auge del fascismo. A Lorca lo mataron «por rojo y por maricón» y no lo debemos olvidar hoy.
Y es que Botto es de los que toman «el cielo por asalto», que pide su estado de WhatsApp. Una cita de Marx en referencia a la Comuna de París que el intérprete tiene marcada a fuego: «Es un proceso de la Historia que me entusiasma. Los ciudadanos se hacen cargo de su destino. Nada de reyes, solo ellos. Eso es la democracia».