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“Sin tiempo para morir”: Daniel Craig cuelga la licencia para matar de James Bond

Cary Joji Fukunaga («True Detective») dirige por última vez al británico en el papel de James Bond, ahora más vulnerable, en un filme de generoso metraje y acción frenética
La Razón
  • Matías G. Rebolledo

    Matías G. Rebolledo

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Para bien o para mal, el relato oral de «Sin tiempo para morir», que se estrena hoy después de más de 18 meses de retrasos, va a quedar instalado en la historia del cine, primero como arte —por demorarse tanto que hasta obligó a retocarla digitalmente para que los móviles y relojes del agente 007 no quedaran desfasados—, pero también como industria —por obligar a que una cadena entera de cines en Reino Unido cerrara esperando su estreno—. La nueva película de James Bond, última del ya mítico Daniel Craig en el papel principal, llega ahora a los cines después de que su director original, Danny Boyle, renunciara al proyecto por «diferencias creativas» con los responsables de Universal y de que Cary Joji Fukunaga, mente tras los éxitos de «True Detective» o «It (Eso)», se hiciera con la licencia para dirigir.
Fukunaga, que también venía de salir escaldado de su último proyecto por no entenderse con los jefazos, vio en «Sin tiempo para morir» esa gran producción que se le venía escapando y por la que suspiraba para materializar todas las esperanzas que el nuevo Hollywood había puesto en él. Con sus 163 minutos de metraje —uno de los Bond más largos—, el director estadounidense no solo ha conseguido mantener el nivel de la saga («Skyfall» o «Casino Royale» lo ponían difícil), si no que también lo ha logrado revisando al personaje, haciéndolo más vulnerable en pantalla y, propiciando un relevo más sencillo, sea cual sea el resultado de las siguientes entregas, y sea cual sea el género o el color de piel del próximo agente al servicio de su Majestad.
Desmontando a James Bond
Fukunaga, que habla con la pasividad de la liberación por ver, al fin, su cine llegando a las salas de todo el mundo, se entrevista con LA RAZÓN por videoconferencia: «Cuando terminamos de montar la película, quedé muy contento, pero luego me sobrevino el miedo a que el “zeitgeist” cultural hubiera cambiado y que el proyecto no resultara actual, no resultara en concordancia con los tiempos que corren. Tenía miedo de que no fuera relevante», explica sobre el guion de tintes contemporáneos que ha escrito junto a ilustres como Phoebe Waller-Bridge («Fleabag»). Y sigue: «No soy nadie para decidir si un personaje como James Bond debe desaparecer o no de la cultura popular, así que me acerqué al proyecto como un todo, con toda la historia del personaje en el rostro de Daniel (Craig). Cuando haces eso, no te queda mucho espacio para cambiar a Bond, pero sí para cambiar el mundo que le rodea. Por eso hemos incluido el cambio en el programa de agentes y hemos podido dar con personajes como el de Lashana Lynch», añade.
La actriz, afroamericana y cuya elección para el elenco generó dudas entre lo más reaccionario de la cinefilia, da vida a una nueva agente del servicio secreto, y no es una nueva Bond, como se había especulado. De hecho, y ante los numerosos rumores malintencionados que han ido surgiendo desde el anuncio de que Craig colgaría su licencia para matar, Universal y MGM han declarado que hasta 2022 no empezarán a dar forma a una nueva película.
Fukunaga, que explica que el guion no cambió en ningún momento del parón pandémico y se niega a hablar de cómo lo vivió él personalmente en relación a la distribuidora, entiende que su película es de corte «clásico» y espera que «dentro de 20 años, cuando la gente la revise, no vea un cambio radical de tono frente a las demás entregas de la saga». El director, primer americano que se pone al frente de un «Bond», también tuvo tiempo para hablar de las motivaciones y lo que quería explorar en su película: «Cuando vi “Casino Royale” me encantó la relación que se creaba entre el personaje de Eva Green y el protagonista, como mirándose de tú a tú. Y eso es lo que quería en mi proyecto. Muy pocas veces hemos visto a una mujer romper en vulnerabilidad a Bond, y quise que Léa Seydoux fuera capaz. Mi Bond es más humano, más cercano, quizá, porque quería hacerlo más real», confiesa.
El agente perfecto
En «Sin tiempo para morir», por la que además de Craig, Lynch y Seydoux se pasan (fugazmente) Ana de Armas, Rami Malek, Ralph Phiennes o Ben Whishaw, seguimos a un James Bond retirado del servicio activo al que una traición hará volver por última vez a a la acción. Como (casi) siempre, un villano cargado de medios, armas de destrucción masiva e ideas funestas, pondrá en riesgo el mundo y, ahora, los intereses personales del agente 007.
Después del «parto», de más de tres años en total, Fukunaga sigue sin comprender del todo la pasión que despierta el personaje, al que hace unos meses llegó a definir como «básicamente un violador», en referencia a la encarnación que hacía de él Sean Connery: «Es increíble el calado cultural de James Bond, es casi mitológico. Para mí, la supervivencia del personaje tiene mucho que ver con Daniel Craig. Cuando se puso por primera vez el traje de agente muy pocos tenían esperanzas y casi todos salieron hablando maravillas de él como Bond. Nunca había visto un Bond tan humano, tan bien llevado respecto a la violencia y a la decencia. Él era el hombre perfecto para reiniciar todo», se despide.