Derbi
“El Pupas”: Así nació la leyenda atlética que el Real Madrid busca resucitar en cada derbi
La historia rojiblanca está plagada de sobresaltos. Nadie olvida la Copa de Europa de 1974 o el gol de Ramos en el 93. Tras la épica de Oporto, los blancos confían en su buena racha y por que no, en el infortunio del rival
Este fin de semana esta marcado por un nuevo enfrentamiento entre Real Madrid y Atléticode Madrid pero en unas condiciones totalmente opuestas a las de hace justo un año. Y es que en el fútbol, ya se sabe, la alegría va por barrios.
La temporada pasada los de Simeone llegaban a Valdebebas con diez partidos ligueros a sus espaldas. Ocho victorias, dos empates y sin conocer la derrota. Los rojiblancos eran firmes candidatos a LaLiga. Sin embargo, cayeron frente a los de Zidane dando esperanza a los madridistas. Ahora, un año después, la situación es justo la contraria. Los rojiblancos llegan al Bernabéu con una desventaja sobre el líder de 10 puntos por lo que una derrota supondría prácticamente el adiós definitivo a la pelea por el título.
El Real Madrid llega en un momento excelente, a la cabeza de la tabla y clasificados como primeros de grupo para octavos de la Champions League. Pero en estos partidos todo puede pasar. Más aún, con un Atlético de Madrid que ha recuperado el optimismo tras la hazaña de Oporto que le ha dado, contra todo pronóstico, el pase a octavos de la máxima competición continental.
A priori, los pupilos de Ancelotti lo tienen todo para ganar la pelea pero, por si acaso, lo blancos confían en resucitar -si fuera necesario- esa dosis de infortunio marcada a fuego en el AND colchonero y confían en el el apodo de “El pupas” vuelva a confirmarse sobre el césped del Bernabéu. Pero, ¿Cómo nace la leyenda de “El Pupas”?
Una historia repetida en el tiempo
El Atlético de Madrid nació de madrugada como no podía ser de otra manera para el club que representa el Madrid más bohemio, sufridor y canalla. Siempre ha sido un club no apto para cardíacos y al que los triunfos nunca le resultaron fáciles. El sufrimiento, la emoción y una tensión insoportable hasta el pitido final han acompañado en los atléticos a lo largo de su historia porque, como dice su ADN, este equipo es un sentimiento y recorre los caminos del fútbol “latido a latido”.
Pocos aficionados conocieron y sintieron al Atlético de Madrid como Vicente Calderón (Cantabria, 1913-Madrid, 1987). Primero fue aficionado al club rojiblanco y luego presidente, durante 21 años en dos periodos. Él fue el responsable de la leyenda negra de El Pupas que por desgracia la historia hizo realidad en diferentes ocasiones. No en vano es el único equipo que ha jugado tres finales de Champions y la ha perdido cuatro veces.
Todo viene de la final de la Copa de Europa de 1974 que el Atlético de Madrid jugó contra el Bayern de Múnich en Bruselas. El Atleti iba ganando 1-0. Luis Aragonés había marcado de una sensacional falta. Pero a 42 segundos de que acabara el partido, cuando la copa era prácticamente rojiblanca, Schwarzenbeck, central del Bayern, marcó un tanto que acabó con el sueño rojiblanco. Por aquella época, no había penatis. Se jugaba un segundo partido días después. En él, un desmoralizado Atleti cayó por 4-0.
A partir de aquí, Vicente Calderón, su presidente, dijo que el Atleti era El Pupas, y ese atributo atributo se convirtió en una auténtica seña de identidad que ocupó portadas e incluso Joaquín Sabina inmortalizó en su himno.
Bruselas, Lisboa, Milán, el eje maldito
La historia se repetiría años después en Lisboa (2014) y Milán (2016). Tres minutos y unos penaltis. Sin ellos, el Atlético tendría ahora en su palmarés tres Copas de Europa. Un minuto le sobró en Bruselas, en la prórroga, cuando el central alemán Hans Georg Schwazenberg igualó el 0-1 de Luis Aragonés en el minuto 113; dos en Lisboa, cuando Sergio Ramos empató para el Madrid; y una tanda de penaltis final en Milán en 2016. Durísimo. Insoportable y muy atlético.
Diego Simeone aterrizó en diciembre de 2011 dispuesto a quitarle las tiritas a un club acostumbrado a las heridas, pero los madridistas confían en que ni el “cholismo” ni la épica pueda cortar la trayectoria de un equipo en racha.
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