El Gobierno de Pedro Sánchez

Sánchez deja en un “trámite” la cita con Torra y pactará la Mesa con ERC

El Gobierno reconoce que la cita, para la que no hay ni «orden del día», es un mero trámite antes de poner en marcha la mesa de diálogo

Hace más de un año desde la última vez que Pedro Sánchez y Quim Torra se vieron en Barcelona. En aquella cumbre de Pedralbes, en pleno diciembre, se inició el camino del reconocimiento del «conflicto político» que ahora se ha retomado en esta nueva etapa de «diálogo territorial».

Las relaciones se enrarecieron después, hasta la ruptura de puentes que desembocó en el adelanto electoral del 28 de abril, e incluso llegaron a interrumpirse abruptamente con la negativa del presidente del Gobierno a cogerle el teléfono al de la Generalitat. La de mañana es, según fuentes de Moncloa, una primera toma de contacto porque «hace mucho tiempo que no hay una relación humanizada» entre ambos líderes.

Poco más. Las expectativas se rebajan a la mínima expresión y se configura la cita, no como un fin en sí mismo, sino como un mero trámite para conseguir que se ponga en marcha una dinámica de encuentros que permita encauzar la mesa de diálogo pactada con ERC. En el Gobierno reconocen abiertamente que ni hay «orden del día» de la reunión ni se prevén «resultados», pues se trata de un «problema complejo» de «difícil solución a corto plazo». «Harán falta luces largas y tenemos la esperanza de que en el medio o largo plazo se pueda solucionar», aseguró ayer la portavoz gubernamental María Jesús Montero en rueda de prensa.

En el Ejecutivo ni siquiera son capaces de asegurar que de la cita en la Generalitat –que se espera que dé un impulso definitivo a la mesa de diálogo– pueda salir la fecha de la misma. Una concreción que quieren pactar antes con ERC, el interlocutor que Moncloa considera válido y más fiable dentro del Govern y con quien, por otro lado, se llegó al acuerdo de ponerla en marcha en las conversaciones para la investidura.

En todo caso, sí aseguran que se fijará la primera reunión con celeridad. «No será ese mismo día, pero será rápido», dicen. El encuentro con Torra es, por tanto, el «primer hito» para poner a funcionar la mesa de diálogo y resolver el conflicto político en Cataluña. «A partir de entonces, se fijarán siguientes reuniones», aseguran.

Que la de mañana sea una cita provechosa o no dependerá de la actitud con la que Torra acuda a la misma, aseguran desde Moncloa, donde temen que el president de la Generalitat utilice la reunión como su primer mitin electoral y vuelva a enarbolar las banderas independentistas del referéndum de autodeterminación o la amnistía de los presos del «procés».

Será «fructífera» si se avanzan en «temas concretos» y si hay disposición por parte de Torra de «establecer cauces». «No hay pretensiones de que salga algo directo e inmediato sin que antes hayan hablado los equipos», aseguran fuentes gubernamentales que enfrían cualquier avance.

Sánchez acudirá a la cita con una «vocación inequívoca de diálogo» y con un «espíritu constructivo». Su actitud de escucha y presentación de alternativas se irá modulando en función de la reacción que perciba en Torra.

Son conscientes de que parten de posiciones «diametralmente opuesta», en las «antípodas» ideológicas, pero entienden en Moncloa que esto es lo que hace «importante el diálogo», poniendo como ejemplo el entendimiento que llegó a fraguarse entre Adolfo Suárez y Santiago Carrillo cuando se alcanzó el consenso constitucional. En todo caso, en el Ejecutivo niegan que se vaya a aceptar la figura del mediador en la mesa de diálogo que tiene que ponerse en marcha.

Durante la rueda de prensa posterior al Consejo de Ministros hubo unos minutos de confusión, cuando la portavoz anunció que a Sánchez le acompañaría en Barcelona la titular de Política Territorial y Función Pública, Carolina Darias.

En un primer momento se percibió que la ministra estaría presente en la reunión con Torra, pero posteriormente Montero especificó que «estará disponible» durante toda la visita a Cataluña para poder intervenir en cualquier reunión que se la requiera –Sánchez se reunirá también con Ada Colau, Nuria Marín y colectivos de la sociedad civil y empresarios– y que incluso podría llegar a comparecer, si así se estimara necesario. En esta ocasión, el formato no será como el de Pedralbes, en el que mientras se reunían Torra y Sánchez se celebraba paralelamente otra entre sus equipos.