El dilema de la princesa Mary de Dinamarca: tiene dos opciones y ambas son dolorosas

Han pasado casi diez días desde que saltó por los aires la tranquilidad en el reino de Dinamarca. La aparición de unas fotografías del príncipe Federico en compañía de Genoveva Casanova por las calles de Madrid fue entendida como una atrición a su mujer, la princesa Mary. De hecho, en la prensa danesa dan por asegurada la “supuesta deslealtad” por atender al detalle de que el heredero al trono hizo noche en casa de su amiga mexicana, antes de poner fin a su viaje secreto a la capital española y regresar junto a su esposa. Pero el escándalo no se ha podido evitar, al menos la reina Margarita no ha querido hacerlo, aunque llegó a negociar el pago de 250.000 euros para frenarlo. Al final optó por la polémica. Algo que pone a la princesa Mary de Dinamarca en un dilema y dos posibles vías a elegir.

Por un lado, está la posibilidad del perdón, la que parece que está llevando a cabo, al menos sí de cara a la galería y para proteger la Corona a la que juró defender. Así lo hizo la semana pasada cuando recibían a los Reyes de España en su tierra y ejercían de anfitriones, mientras el huracán Genoveva azotaba los muros de palacio. También días más tarde, ya en familia, con motivo de la jura de la Constitución por parte de su primogénito, el príncipe Christian, que ya ha accedido a la mayoría de edad como nuestra princesa Leonor de España. Pero la mujer del príncipe Federico no parece feliz, aunque ha tratado de esbozar sonrisas discretas ante las cámaras en estos dos actos recogidos en su agenda oficial.

De ahí que se hable ya de la posibilidad de que tome la segunda vía: el divorcio. Esta drástica decisión es ya planteada en la prensa danesa como una opción a tener muy en cuenta, pues pocos son los que aún ponen en duda la naturaleza de la relación de su príncipe heredero con su amiga mexicana. Destacan que la princesa Mary ha demostrado ya en muchas ocasiones ser una mujer con ideas firmes, aunque también subrayan su férreo compromiso con la Institución monárquica a la que juró defender por encima de sus propias consideraciones personales. Ahora deberá valorar, ponen en una balanza, si en su juramente se incluía una supuesta deslealtad y una humillación mediática a escala internacional.

Mientras que la princesa Mary de Dinamarca toma esta decisión y valora las dos opciones que tiene sobre la mesa, el perdón o el divorcio, la Casa Real continúa aguardando. Desde el departamento de prensa de palacio se escudan en la imposibilidad de ofrecer información al respecto, pues atañe a la parte privada de los príncipes herederos y no a cuestiones oficiales. Tratan de llamar a la calma y ofrecer una imagen de normalidad, continuando adelante con las actividades que estaban fijadas en la agenda real, donde sus protagonistas tratan de aguantar el tipo, con la esperanza de que amaine el temporal y ver qué paso tienen que dar como matrimonio y también como familia.