Armonía
Manuel Díaz y Manuel Benítez, primeras Navidades juntos
Virginia Troconis adelanta cómo pasarán las fiestas, ahora que la familia está unida. Habrá al menos una cena en Córdoba
Aunque muchos piensan que las inminentes fiestas navideñas serán las primeras que pasan juntos Manuel Benítez «El Cordobés» y su hijo Manuel Díaz, la realidad es muy distinta, porque, según desvela Virginia Troconis, esposa del segundo, «ya nos reunimos en las Navidades del 2022», descubriendo que padre e hijo habían entrelazado sus vidas meses antes de lo que creíamos.
Este año, casi con seguridad, los Díaz Troconis pasarán parte de las fiestas en Venezuela, donde vive la familia de Virginia, pero también habrá un encuentro con Benítez en Córdoba, tal y como adelanta su nuera: «Cenaremos con mi suegro y su familia, no tiene por qué ser un día de fiesta, pero sí nos veremos estas Navidades».
Ella le tiene por «un hombre que transmite fortaleza, que tiene un gran carisma. A su edad está estupendo, entrena todos los días. Es maravilloso y me siento feliz de haberle conocido y de disfrutar con mi marido, mis hijos y él de muy buenos momentos».
Alba, la hija de Manuel y su primera esposa, Vicky Martín Berrocal, también se confiesa «muy feliz por tener relación con mi abuelo paterno». Y manifiesta que «como cualquier nieta con su abuelo, tenemos una relación muy bonita. No sabía lo mucho que le necesitaba hasta que ha aparecido en mi vida. Le miro a los ojos y veo una gran conexión entre los dos. Me encantaría reunirme con mi abuelo estas Navidades».
Admiración mutua
La relación entre los dos «Manueles» es inmejorable, se admiran mutuamente y son inmensamente felices después de décadas de desencuentros. Cuando el pasado 14 de febrero nos despertábamos con una imagen de los dos juntos, anunciando que el encuentro era una realidad, supimos que Manuel Díaz había cumplido su gran sueño: que su padre biológico le reconociera, por fin, como hijo.
En este 2023, en el que se cumplen sesenta años de la alternativa taurina del calificado como V Califa del Toreo, y treinta de la de su vástago, una de las dinastías más relevantes del llamado arte de Cuchares (denominado así en homenaje a Francisco Arjona «Cuchares», un torero del siglo XIX), asistimos a la visualización de una historia con final feliz.
Al igual que ocurrió con su padre, cuyos comienzos en los ruedos parten de su condición de maletilla que encuentra la gloria tras muchos sufrimientos, los inicios de Manuel Díaz también fueron muy duros. Tanto el uno como el otro se ganaron el aplauso y la admiración de los aficionados a base de practicar un toreo en el que se acercaban demasiado a los astados. En eso, en flirtear con el peligro, eran dos maestros, que hicieron del «salto de la rana» un lance insólito y peculiar.
La humildad del hijo le impide guardar rencor a un padre que le ignoró totalmente durante décadas. No le veía, pero nunca mermó su cariño hacia quien no quería saber nada de él. No hay ni un solo gesto, ni una sola frase, contra ese progenitor ausente, sino todo lo contrario. Siempre que se refería a Benítez lo hacía con admiración y un cariño no correspondido.
Se rumorea que la barrera que impedía el encuentro tenía nombre de mujer. Que Martina, compañera de vida durante tantos años del veterano torero y madre de sus otros hijos, no quería saber nada del otro Manuel, del chico que «mendigaba» un simple gesto cariñoso de quien consideraba su padre biológico. Y que siempre aconsejó a su marido que ignorara al torero que decía ser hijo suyo. Al final fue la Audiencia Provincial de Córdoba la que, tras aceptar la demanda de paternidad de Díaz, dictó sentencia reconociendo que Manuel Benítez era el padre biológico del demandante.
En este sentido, no podemos olvidar a una persona clave en el encuentro definitivo entre los «Manueles». Se trata de la actual pareja de Benítez, María de los Ángeles Quesada, que fue quien más insistió para que iniciaran una relación de cariño.
Un ángel caído del cielo
Los que la conocen bien la califican como «un ángel caído del cielo, que devolvió la serenidad a Manuel tras separarse de su esposa Martina». No extraña que Díaz sienta por ella tanto cariño. Sabe que gracias a ella pudo cumplir su gran sueño de vida.
Otro eslabón perdido en la vida de Manuel Benítez, hasta hace 23 años, fue Mari Ángeles Benítez Raigón, otra de las hijas ilegítimas del torero. Fue reconocida judicialmente como hija biológica en el año 2000 y actualmente disfruta también de una estupenda relación con su padre.
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Pasividad ante la tragedia