DEP
Claudia: el poder de la viuda de Santana en la vida del tenista
Los que la conocen la definen como una mujer “fría y calculadora”
La viuda de Manolo Santana manejó el destino y la vida de su marido hasta el día de su muerte. Claudia Rodríguez, a decir de J.M., uno de los empleados del club de tenis que su marido montó en Marbella, “es una mujer astuta, calculadora y fría, que dominaba a Manolo a su antojo. En estos últimos años el señor Santana no daba un solo paso sin contar con el beneplácito de su esposa. Ella es quien lleva todos los asuntos del club y quien hace y deshace lo que le viene en gana”.
Eran varios los amigos del octogenario deportista los que estaban al tanto de que su salud había empeorado en los últimos tiempos, pero Claudia no propiciaba los reencuentros.
Marcos García Montes, abogado e intimo de Manolo, se enteró de su fallecimiento “por una llamada telefónica. Sufrió un ataque cardiaco y sé que quería que le incineraran y que sus cenizas se esparcieran en algún punto de Marbella”.
Al contrario de los que piensan que Claudia tenía secuestrado a su marido, Marcos opina todo lo contrario: “ella le ha cuidado con mucho cariño y nunca le tuvo secuestrado, eso se lo han inventado”.
Pero los rumores apuntan a que fue ella la que generó el distanciamiento entre Santana y sus hijos. La mala relación de la sudamericana con estos últimos se tradujo en una nula relación entre ambas partes.
Manolo y Claudia comenzaron su relación sentimental al principio de la década del 2000 y se casaron en el 2013.
La colombiana fue la cuarta esposa del tenista, quien anteriormente estuvo casado con María Fernanda González-Dopeso, madre de tres de sus hijos (Manolo, Beatriz y Borja), Mila Ximénez (madre de Alba), y Otti Glanzelius.
Claudia, nos apunta la fuente anterior, “tenía sobreprotegido, aislado y prácticamente incomunicado a su marido. Le manejaba la agenda y administra sus negocios.”
La última vez que nos pusimos en contacto con la hoy viuda fue poco antes del fallecimiento de Mila. Nunca se llevaron bien y Claudia nos llegó a confesar que “esa mujer lo único que pretende es hacerme daño”. La tertuliana de ‘Sálvame’ jamás la tuvo en sus rezos y siempre demostró una total animadversión hacia ella. La primera demandó a la segunda por vulnerar su derecho al honor y a su intimidad, y de no haber retirado esa demanda el proceso judicial salpicará a la propia Alba.
Echando mano al pasado sentimental de Claudia Rodríguez nos encontramos con que apareció por Marbella en 1998, acompañada de su entonces marido, David Tuaty Couto, un empresario al que la Fiscalía Anticorrupción calificó como “presunto jefe de una organización criminal relacionada con el mundo de las drogas”. Y, según esa fiscalía, la misma Claudia y su hermana Alexandra Patricia estaban al tanto de las actividades delictivas de Tuaty, pero la futura esposa de Santana, que fue juzgada en el 2004, salió absuelta.
En cuanto al club tenístico que lleva el nombre de Manolo Santana está gestionado por la sociedad Racquets Club Marrbella S.L. , constituida en el 2010 y en la que Claudia figuraba como administradora única desde un año después.
Hoy lunes, si no surgen contratiempos que lo impidan, se instalará la capilla ardiente con los restos mortales del fallecido en una sala del ayuntamiento de la ciudad marbellí, para que todos los que lo deseen se despidan de tan icónico personaje. Y en los próximos días se cumplirá ese postrero deseo de repartir sus cenizas, seguramente, en las instalaciones de su club.
El padre fantasma de Alba
Alba, la hija pequeña de Manolo Santana, quería a su padre en la distancia, nunca dejó de quererle, a pesar de que su relación era prácticamente inexistente. La aparición de Claudia Rodríguez en la vida del tenista propició un desencuentro entre Manolo y sus cuatro hijos, y Alba no supuso una excepción.
Una se pregunta si el dolor por la muerte de su progenitor tendrá parangón con el que sintió el pasado 23 de junio, tras el fallecimiento de su madre, la recordada Mila Ximenez.
Alba amaba a Mila, estaban superunidas, eran madre e hija, pero también amigas y confidentes, no tenían secretos la una para la otra. El mínimo paralelismo con Manolo.
Según la periodista Isabel Rábago, “Alba no estaba enterada del empeoramiento del estado de salud de su padre”, por lo que, probablemente, está muerte tan triste le habrá pillado desprevenida. En su mente, la duda de si su progenitor la tenía en sus pensamientos en estos últimos años de vida. Ella, pese a todo, nunca dejó de querer a su padre.
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