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Los sábados de Lomana: “Tamara Falcó e Iñigo Onieva, no me creo nada de nada”

Carmen Lomana en Jerez
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Hoy escribo desde Jerez, ciudad llena de belleza, palacios, historia y el mejor flamenco del mundo. En el barrio de Santiago el arte se respira y la guitarra flamenca se cuela a través de las ventanas cuando paseas por sus calles. Pudimos vivir una noche de embrujo de la mano de dos mujeres jóvenes, bellas, con una enorme capacidad de trabajo, creatividad y rigor. Presentaban su colección cápsula de «Theiqcollection» para El Corte Inglés. «IQ RUNWAY» Inés Domecq y Virginia Coosy. Su colección arrasa entre las amantes de una moda elegante, atemporal con una gran personalidad marcando tendencia y estilo propio. Los diseños de Inés los puedes identificar cuando una mujer los luce sin temor a equivocarse. Eso que puede parecer normal es muy difícil, «crear un estilo», de la misma forma que podemos identificar una película de Almodóvar o de Visconti. La noche del jueves transcurrió en un entorno único, la Real Escuela Andaluza del Arte Ecuestre. Nuestro caballo español se fundió de una forma muy bella con el arte de la moda y la perfección del arte ecuestre. Me emocionó muchísimo y pensé: esta es la máxima expresión de la belleza para vender con orgullo la Marca España a nivel Internacional. La Semana de la Moda en Madrid podrían aprovecharla para lucir nuestra ciudad, nuestras plazas, nuestros palacios, de la misma forma que hace Valentino en la Plaza de España en Roma.

De la belleza y el arte a un tema que, parece, tiene a media España es ascuas. Nada mejor que tener a una mujer a la que compadecer o identificarse para estar pegados al televisor, radio, prensa y todos opinando. Pues, ¿saben lo que opino yo? Que no me creo a esta pareja. Después de analizar todo lo visto y escuchado, me reafirmo en mi pensamiento tan poco «popular». Una pareja que se quiere, que está enamorada tiene pasión y la pasión en su caso no encaja, es algo «descafeinado» y pánfilo. La pasión no admite cuernos continuos y faltas de respeto sin el más mínimo pudor, de la misma forma que un hombre por muy «canallita» que sea, no se lanza en brazos y apasionados besos con la primer mujer que se cruza de una forma grosera. En la discoteca de la que es relaciones públicas, estando allí su novia, se besaba y toqueteaba sin parar a una chica sin ningún respeto. ¿No les parece muy extraño? Tamara Falcó sabía el viernes y había visto el vídeo de los efusivos besos con una mujer guapísima en el ‘Festival Burning Man’, el nombre, de por sí, ya tiene su enjundia. Vamos que, sabiendo lo que allí se cuece, yo no dejo solo a un novio tan «arrebatado» comoÍñigo Onieva, que es un «Terminator». Tamara se fue a la boda con él, con flores en el pelo, siendo testigo de cómo mentía. Ella sabía que estaba mintiendo, porque ni la ropa ni la música eran del 2019.

Después, llega el numerito de me voy a casa con «mami» a llorar mis cuernos, y salgo a los tres días a un evento bajo pago, según me han dicho de 300.000 euros. ¿Será verdad? Mucho me parece. Allí estuvo diciendo muchas tonterías al dictado de lo aconsejado, incluyendo el «metaverso», que no tiene ni idea de lo que es, pero que queda muy «cool». Lo que más destacaba eran sus «o sea». Sus explicaciones en El Hormiguero han terminado de convencerme de que nos toma por tontos a todos. Estoy a punto de crear el Club de Fans de Íñigo Onieva.