Futuro en el aire

Álvaro Morata, Alice Campello y su sueño frustrado: ¿qué pasa con su mansión?

La pareja tenía previsto inaugurar una nueva vivienda en La Finca este mes de agosto. Ahora su ruptura deja estos planes en el aire

Alice Campello y Álvaro Morata
Alice Campello y Álvaro MorataInstagram

Si mucho ruido ha hecho la ruptura de Álvaro Muñoz Escassi y María José Suárez, convirtiéndose en la noticia del verano, le ha logrado hacer sombra la separación de Álvaro Morata y Alice Campello. La pareja confirmaba al fin los rumores de crisis, anunciando su deseo de emprender caminos por separado tras ocho años de relación, siete de ellos convertidos en marido y mujer, además de cuatro hijos en común. Pero también han dejado por el camino muchos planes y sueños por cumplir, como era su traslado a Milán, donde el jugado ha comenzado una nueva vida tras fichar por un nuevo club. Su mujer tenía intención de instalarse a su lado junto a sus vástagos, pero ahora sus planes se han paralizado y seguirá su rutina en Madrid, a la espera de novedades. Eso sí, en la capital patria también han dejado sueños a medias de ver materializados, lo que demuestra lo inesperada de la drástica decisión.

Alice Campello y Álvaro Morata
Alice Campello y Álvaro MorataInstagram

Parecían un matrimonio idílico, pues así se mostraban en las redes sociales. No obstante, de puertas para dentro escondían diferencias irreconciliables, además de comentarse por doquier la posibilidad de terceras personas, opción negada por ambas partes. La convivencia ha sido difícil en los últimos tiempos, entendiendo la necesidad de separarse y comenzar una nueva vida con sus hijos como único nexo de unión. Pero, ¿qué pasa con la mansión que estaban a punto de estrenar en La Finca de Madrid? Este mes de agosto estaba prevista la inauguración en esta elitista zona de Pozuelo de Alarcón. Ahora estos planes están en el aire, al igual que sucede con la que había sido su vivienda en Mirasierra, hasta que se terminase el traslado a La Finca. Tienen mucho que hablar para materializar su ruptura y repartirse sus propiedades y recuerdos.

Álvaro Morata y Alice Campello tenían todas las ilusiones puestas en esta nueva residencia en La Finca. Aquí pensaban criar a sus hijos con la tranquilidad y privacidad que este privilegiado enclave asegura a sus adinerados moradores. Son muchos los futbolistas que establecen su hogar en este enclave, así como otras muchas fortunas. No es de extrañar, pues la proximidad a los mejores centros educativos bilingües es un plus a tener en cuenta para aquellos que tienen niños en casa, como es el caso del futbolista y la influencer italiana. Una de las principales preocupaciones de Alice, que se ha refugiado en sus hijos tras este duro revés que ha supuesto su fracaso matrimonial. Aunque tiene su propia carrera e independencia económica, sí que vive muy centrada en la crianza y la educación de sus cuatro hijos, mientras que su chico centraba su interés en su éxito sobre los terrenos de juego, con un nuevo contrato para jugar con el Milán.

Álvaro Morata y Alice Campello junto a sus cuatro hijos y su jet privado
Álvaro Morata y Alice Campello junto a sus cuatro hijos y su jet privadoInstagram

Se ha hablado de cómo Alice Campello llegó a plantear un ultimátum a Álvaro Morata, harta de que sus suegros estén muy presentes en las decisiones en su matrimonio. Algo que desde ‘Vanitatis’ se ha desmentido, a través de fuentes cercanas, arrojando luz a su situación y a cómo van a afrontar económicamente esta nueva etapa en sus vidas, tras ocho años formando equipo: “Eso no es así. El asunto de sus desencuentros viene de lejos y no por cuestiones de dinero ni por falta de dedicación de Morata a Alice y sus hijos. Es un padrazo. La historia tiene que ver más con sus inseguridades emocionales. Álvaro es un niño bueno y esta palabra lo dice todo. Quizá Alice haya madurado antes que él y esa sería la carga que por ahora no han podido superar. Se quieren mucho y todas las imágenes que hemos visto de ellos dos son reales. No hay artificio ni mentiras. A veces dar un golpe en la mesa viene bien para que la otra persona reaccione”, deja en el aire la posibilidad de que se trata de un alto en el camino y no una ruptura definitiva, dado su negativa a firmar los papeles del divorcio.