Justin Baldoni pide ayuda al «pitbull de Hollywood»: ahora es él quien demanda a Blake Lively

La historia que nos están sirviendo Justin Baldoni, director y coprotagonista de «Romper el círculo», y la actriz Blake Lively va ganando en detalles según pasan las horas, a cuál más dantesco. Ni Danny de Vito habría ideado algo así para «La guerra de los Rose» (1989). La actriz dio el primer paso, denunciándole por acoso sexual en el rodaje e impulsar una campaña de desprestigio contra ella, y ahora él responde con una contrademanda. Mientras, la contienda ya tiene divido a Hollywood en dos glamurosas y activas mitades.

El cineasta niega las acusaciones y alega que es él quien está sufriendo un severo daño reputacional. Para su defensa cuenta con el abogado Bryan Freedman, que se hace llamar a sí mismo «el pitbull de Hollywood». Cada vez que un famoso se mete en problemas, inmediatamente suena su móvil. «Es el tipo de persona que necesitas si eres David luchando contra Goliat», contó la locutora Megyn Kelly cuando fue despedida por un comentario que hizo en un podcast criticando que Barack Obama se considerase negro cuando fue criado por una mujer blanca. Recurrió a él aconsejado por el presentador de televisión Chris Harrison. «Él es el defensor de lo que es correcto. Luchó por mí cuando ni siquiera pensaba que valía la pena. Me hizo sentir valiente cuando estaba en mi punto más vulnerable», añadió.

Freedman, de 59 años, es conocido por un sentido del honor fuera de lo común y no ha dudado en salir en defensa de famosos en su caída libre. Representó, por ejemplo, a Kevin Spacey, acusado de agresión sexual. También a la cantante británica FKA Twigs contra su ex, el actor Shia LaBeouf, a quien demandó por maltrato continuado. O a Jamie Lynn Spears, en su disputa interminable con su hermana mayor, Britney Spears. El abogado utiliza mano dura dentro y fuera de los tribunales.

Su carácter belicoso tiene su germen en una infancia dolorosa que le preparó para ser altamente competitivo. «Desde que era un niño he tenido una vena protectora. Realmente solo quería ayudar y proteger a la gente», cuenta sin querer entrar en detalle mientras su madre esté viva. En su biografía más reciente está también el suicidio de su hermana. Pese a su temperamento, mantiene que defiende de la mejor forma posible dentro de los límites de la ley. Jordan Belfort, que inspiró «El lobo de Wall Street», le contrató para demandar a los productores por fraude. Está convencido de que su teatralidad resulta muy efectiva: «Su reputación hace que la gente se lo piense dos veces».

Y por si faltase algún elemento para tan escalofriante guion, ha salido a la luz esa otra faceta de Justin Baldoni como una especie de profeta de masculinidad no tóxica que, hasta hace poco, impartía sermones sobre sexo no consentido o lo opresivos que pueden resultar los piropos.