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Martínez-Almeida, sus últimos pasos camino hacia el altar

Repasamos la semana previa a su boda con Teresa Urquijo: nervios, trabajo y delantal, pero poca cocina

José Luis Martínez Almeida, alcalde de Madrid.
José Luis Martínez Almeida, alcalde de Madrid. Jesús G. FeriaLa Razón

Una de las grandezas de José Luis Martínez-Almeida es su sentido de la responsabilidad política. Si hiciese falta, podría llegar al altar sacudiéndose el barro de los zapatos, atusándose la corbata y precipitando el paso para llegar a la iglesia de San Francisco de Borja antes que la novia, tal y como manda la tradición. Su enlace con Teresa Urquijo, a las 12.00 de hoy, agrupa a todas las ramas de sus respectivos árboles genealógicos, tan insignes que, además de los Borbones, salen apellidos de esos que dejan sin respiración. Como el suyo propio: Martínez-Almeida Navascués León y Castillo Cobián Nacarino Sánchez-Ocaña. Es la boda del año, pero el alcalde de Madrid ha mantenido el bastón de mando hasta el último minuto.

La presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, y el alcalde de Madrid, José Luis Martínez-Almeida
La presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, y el alcalde de Madrid, José Luis Martínez-AlmeidaAlberto R. RoldánFotógrafos

No es que minimice ese compromiso que lleva ceñido al corazón, sino una cuestión de lealtad al oso y a madroño, tan profundo como su fervor colchonero, su fe en San José o su ideario político. Después de procesionar en Semana Santa, ha vivido unas jornadas intensas: foro de empresarios, recepción de deportistas, inauguración de unas instalaciones deportivas, reuniones y más obligaciones. A medida que iban pasando las horas, el flamante novio empezaba a ser consciente de cómo el amor ha terminado imponiéndose a su proverbial timidez, un rasgo que confesó a LA RAZÓN en una entrevista muy personal. «No había estado tan nervioso en toda mi vida.Me paso el día resoplando», contó el jueves en la que sería su última Junta de Gobierno de Madrid como soltero. «También es cierto que no había estado jamás tan feliz», matizó.

José Luis Almeida y su prometida Teresa Urquijo y Moreno
José Luis Almeida y su prometida Teresa Urquijo y MorenoJesús G. FeriaLa Razón

Lo venía advirtiendo cada vez que se le mencionaba la boda: «Voy a trabajar por la ciudad hasta el último día». De hecho, tuvo que suspender una despedida de soltero exprés en Marrakech que prometía diversión, siendo su anfitrión Fernando López Miras, el presidente de la región de Murcia. Su último encuentro lo tuvo ayer, con Isabel Díaz Ayuso, para firmar un convenio de transformación digital en la Real Casa de Correos. Poco después cedía sus poderes a Inma Sanz, la primera teniente de alcalde, y se ponía en marcha la llamada «Operación luna de miel», algo insólito tanto en el Palacio de Cibeles como en la Plaza de la Villa, puesto que sus antecesores llegaron todos desposados. Esto y el carisma de Martínez-Almeida explican que el Ayuntamiento y los madrileños estén viviendo el enlace con auténtico entusiasmo.

Almeida y Ayuso firman un convenio para el impulso de la transformación digital en la prestación de servicios a la ciudadanía
Almeida y Ayuso firman un convenio para el impulso de la transformación digital en la prestación de servicios a la ciudadaníaEduardo ParraEuropa Press

Pero los preparativos nupciales no han relajado ese carácter disciplinado que le lleva a mantener una rutina vital para su cargo: carreras por El Retiro, ejercicios con su entrenador personal, misa dominical y reuniones familiares. Lo que no ha conseguido, y seguramente ni lo habrá intentado, es corregir su mala maña en la cocina. «Ni siquiera sé hacer una tortilla», admitió sin rubor a este periódico. No será por falta de delantales. Hace solo unos días recibió uno muy especial de parte de Miguel y Kimberly, dos jóvenes con Síndrome de Down que animaron al alcalde a llevar, además del mandil, dos simbólicos calcetines desparejados. Sin dudarlo, escogió uno del Real Madrid y otro de su Atlético.

El pelo ni se toca

Afortunadamente, los jóvenes no le pidieron un cambio de peinado. Le habrían puesto en un serio aprieto, puesto que mantiene el mismo desde hace décadas. No permite ni que se lo toquen, si acaso un ligero retoque, con lo cual su puesta a punto prenupcial ha sido más liviana. Aunque pequeño de estatura, el alcalde tiene buena planta para lucir impoluto el chaqué confeccionado en la sastrería Fernández Prats, en Chamartín, conocida también como la del Ibex 35 debido a su clienta.

En ausencia de su madre, Ángela, fallecida en 2019, serán sus hermanas Casilda, Ángela y Magdalena las que salgan al quite si necesitan enderezarle los hombros para que el traje se ajuste bien y luzca como un novio estiloso. Volverá en la penúltima semana de abril, sin su condición de soltero y con una alianza en el dedo doblemente simbólica: el inicio de una nueva vida y una intimidad que tratará de blindar. Para entonces, ya se habrá contado hasta el último de los pormenores de este magno casamiento. Dice el refrán que el casado casa quiere, y la pareja necesitará disfrutar por fin del hogar en absoluta privacidad.