Crisis alimentaria
El presidente de Senegal, tras su reunión con Putin: “hago un llamamiento para que levanten las sanciones contra el trigo”
Macky Sall ha pedido al mandatario ruso que “tome conciencia” de que los africanos también son víctimas de la invasión
El presidente de Senegal, Macky Sall, se ha reunido este viernes en el balneario de Sochi (a las orillas del Mar Negro) con Vladimir Putin. Sall, que ostenta actualmente la presidencia de la Unión Africana, procura ofrecerse como mediador en el conflicto que desgasta a Europa y, en consecuencia irremediable, a buena parte del continente africano. Según un comunicado emitido por la Agencia de Prensa Senegalesa, el presidente ha viajado a Rusia acompañado del presidente de la Comisión de la UA, el chadiano Moussa Faki Mahamat. La Presidencia senegalesa recordó que esta visita viene motivada por “los esfuerzos de la Presidencia en ejercicio de la Unión para contribuir a calmar la guerra en Ucrania y a liberar las existencias de cereales y fertilizantes, cuyo bloqueo afecta especialmente a los países africanos”.
Al inicio de su reunión en Sochi, Sall recordó al mandatario ruso que “tome conciencia” de que los africanos también son “víctimas” del conflicto en desarrollo. Pero desde Moscú son plenamente conscientes de esta situación y se teme que la hambruna en ciernes que tiene en vilo a la ONU (especialmente en el Cuerno de África) pudiera formar parte de una estrategia para desestabilizar Europa. Desde el Kremlin avisaron semanas atrás que la escasez “también conllevará un aumento de la inflación global”, que afectará especialmente a los países en vías de desarrollo y los empujará “hacia la tragedia de una hambruna masiva”. Que Putin esté dispuesto a colaborar para frenar la desgracia, eso es algo que Macky Sall procurará hoy.
Desde Moscú han expresado su interés por una reunión, viéndola como “una oportunidad para expresar su punto de vista en lo relativo al grano ucraniano”.
Uno para todos y todos para uno
Macky Sall tiene motivos para ofrecerse como mediador. África es actualmente un importante socio tanto de Occidente como de Rusia, es una realidad implacable desde la votación de la ONU para condenar la invasión rusa de Ucrania. Además, los datos revelan que la guerra en Ucrania está afectando en gran medida a la capacidad alimentaria del continente africano: según un estudio actualizado de JP Morgan, Rusia y Ucrania representan por sí solas un 29% de las exportaciones de trigo mundiales, mientras que ambas potencias llevan a cabo un 60% de la producción global del aceite de girasol. Países como Egipto o Turquía compran la práctica totalidad de su trigo a Rusia, mientras otras naciones africanas, como Túnez o Senegal, dependen en un 50% del grano ruso para alimentar a su población. Un 25% del trigo que importa Nigeria procede de Rusia, un 20% en Mauritania, un 31% en Mozambique...
Los expertos vaticinan que esta situación de escasez provocará una nueva ola de migraciones africanas con destino a Europa, además de una serie de hambrunas devastadoras que no se veían en el continente en los últimos 30 años. Macky Sall reconoce la importancia de este conflicto europeo para el futuro de África. A la crisis alimentaria deben añadirse los choques geopolíticos entre Rusia y Occidente en el mismo continente. Sin ir más lejos, encontramos un ejemplo ideal en Malí, donde las tropas francesas desplegadas en el marco de la Operación Barkhane para la lucha antiterrorista se han visto obligadas a retirarse a Níger, ante la entrada de mercenarios rusos del archiconocido Grupo Wagner. La colaboración entre rusos y occidentales que era habitual en el continente (especialmente en misiones de la ONU) está dando paso a un periodo donde la cooperación entre ambos lados resulta casi imposible, con una multitud de consecuencias negativas para los africanos. Sall lo sabe y sus intenciones pasan por relajar las tensiones y recuperar la situación previa al conflicto.
El presidente senegalés recordó estos últimos días que la decisión de expulsar a los bancos rusos del sistema Swift de mensajería financiera podría dificultar el abastecimiento de alimentos en África, dada la dificultad añadida que supone a la hora de efectuar los pagos. Mientras Europa se aprieta el cinturón para hacer frente a la nueva escasez, en África no queda espacio para hacer nuevos agujeros al cinturón. La situación es grave aquí abajo y los datos facilitados por OXFAM tampoco son esperanzadores. La ONG de ámbito internacional publicó en abril un informe donde se especificaba que 260 millones de personas adicionales caerán este año en la pobreza extrema (que equivalen a la población conjunta de Alemania, Francia, España y Reino Unido). Esta crisis afectará gravemente a la población del África subsahariana, que dedica un 40% de sus ingresos a la compra de alimentos frente al 17% que gasta Europa.
Tras la reunión, Macky Sall publicó en su cuenta de Twitter un mensaje donde aseguraba que “el presidente Putin me ha expresado su intención de facilitar las exportaciones de grano Ucraniano”, antes de dirigirse a las potencias aliadas: “hago un llamamiento a todos los socios para que levanten las sanciones contra el trigo y los fertilizantes”.
Los mandatarios africanos parecieron salir muy satisfechos de la reunión. Después de recordar las “sólidas relaciones fraternales” entre África y Rusia, Mahamat quiso apelar igualmente “a la suspensión de las sanciones contra los cereales y otros productos básicos clave”, a la que reafirmaba “la necesidad de su paso seguro por el mar para mitigar los devastadores efectos económicos y socioeconómicos de una creciente crisis alimentaria y energética”.
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