
Salud
Los mejores ejercicios para eliminar grasa y esculpir el abdomen (sin trucos)
El verdadero secreto para perder grasa no está solo en la cinta de correr, sino en un triángulo fundamental que combina el músculo, la alimentación y un buen descanso para transformar el metabolismo de manera definitiva

Apenas diez semanas. Ese es el tiempo que basta para transformar la capacidad del cuerpo para quemar grasa de una manera mucho más eficiente de lo que se suele pensar. Un estudio científico de 2012 ya arrojó datos contundentes al respecto: un entrenamiento de resistencia bien planificado durante ese periodo es capaz de provocar un aumento del 7% en el metabolismo en reposo. Los participantes no solo perdieron una media de 1,8 kilogramos de grasa, sino que ganaron 1,4 kilogramos de peso magro, demostrando que la báscula no siempre cuenta toda la historia.
De hecho, el verdadero motor de este cambio reside en un principio fisiológico básico: el músculo es un tejido metabólicamente muy activo. Al incrementar la masa muscular, el organismo necesita más energía para mantenerse, lo que se traduce en un mayor consumo de calorías en reposo. Se abandona así la idea de que para adelgazar es imprescindible someterse a interminables y agotadoras sesiones de cardio, abriendo paso a una estrategia más sostenible y con beneficios a largo plazo para la composición corporal. Además, para quienes encuentran el cardio tradicional lesivo, existen entrenamientos de alta intensidad sin impacto que ofrecen una alternativa eficaz.
Por ello, no basta con levantar peso sin más; la intensidad es clave para optimizar la quema de calorías y preservar la masa muscular existente durante un déficit calórico. La ciencia ha identificado una zona de frecuencia cardíaca ideal, que se sitúa entre el 67,6% y el 87,1% de la capacidad máxima de cada persona, como el rango más eficaz durante el ejercicio. Se trata de un enfoque integral del entrenamiento, que destaca la importancia de un programa de fuerza bien estructurado.
El entrenamiento invisible: lo que cuenta fuera de la sala de pesas
En este sentido, la alimentación juega un papel insustituible que va más allá del simple conteo de calorías. La apuesta por una dieta basada en alimentos integrales —frutas, verduras, carnes magras o frutos secos— y la reducción al mínimo de productos procesados y azúcares simples puede disminuir la inflamación intestinal, un factor que diversos estudios asocian con el aumento de la grasa corporal. Lo que ocurre en la cocina es, por tanto, tan importante como lo que se hace en el gimnasio. Un excelente ejemplo de ello son alimentos como las sardinas, con grandes beneficios antiinflamatorios gracias a su alto contenido en omega-3. Del mismo modo, para sostener la energía que el entrenamiento demanda, es fundamental incluir alimentos ricos en hierro que combaten la fatiga de manera efectiva.
Asimismo, existe un pilar fundamental que a menudo se pasa por alto: el descanso. Un sueño de calidad es esencial para una correcta regulación del metabolismo, ya que permite que los procesos hormonales y de recuperación del cuerpo funcionen de manera óptima. Dormir las horas necesarias consolida el esfuerzo realizado con las pesas y la dieta, cerrando el círculo de un estilo de vida que busca resultados duraderos y un bienestar general.
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