Y nadie evitó que Noa no se alimentara
No fue una eutanasia, ni suicidio asistido, murió por inanición. A la joven holandesa se le exigió esperar hasta tener 21 años para someterse a la inyección letal. Sus padres, pese a oponerse a los deseos de su hija, no la conectaron a la alimentación artificial. Nadie hizo nada.