Crímenes para vengarse de la crisis
Para Miguel Delibes el progreso hacía cada día «más tupida la cortina que separa al hombre de las exigencias primarias de los instintos». Necesitaba cazar. Sentirse paleolítico, respirar aire puro y hacerse con unas buenas perdices que le darían de comer. Así, en su condición de animal de asfalto, podría después regresar a la civilización en equilibrio.