HBOMax
“El Pacificador” (“Peacemaker”): John Cena se reivindica matando moscas a cañonazos
El actor y luchador de wrestling retoma su papel de “El escuadrón suicida” en una sátira deconstructora del héroe americano que vuelve a firmar James Gunn
Siempre en eclipse por la capacidad de absorción de su hermana beligerante, la irenología es la ciencia del estudio de la paz. Sí, hay quien en lugar de aprender de los períodos de guerra, prefiere centrar sus esfuerzos en replicar las situaciones de calma. No ayuda a la difusión de esta ciencia, quizá, que sus dos máximos exponentes sean conversos: el mismo Albert Einstein que dio pie a la creación de la bomba atómica y el mismo Bertrand Russell que llegó a defender las esterilizaciones masivas más allá de Occidente. En “El Escuadrón Suicida”, la película que estrenó el año pasado el director James Gunn, uno de los personajes parecía hijo de la misma escuela al afirmar: “La paz es lo primero, y mataré a cuantos hombres, mujeres y niños haga falta para conseguirla”.
Interpretado ahora por el actor y luchador John Cena, El pacificador (Peacemaker) es una especie de mercenario y diplomático a medio camino entre la autoconciencia y la sátira que fue creado por Joe Gill y Pat Boyette a mediados de los noventa. Desarrollado en los cómics de DC, junto a Batman y Superman, y recientemente en la película en la que compartía protagonismo con la Harley Quinn de Margot Robbie, esta parodia del patriotismo yanqui más rancio encuentra ahora su hueco en la pequeña pantalla, gracias a la miniserie que lleva su nombre y que estrena hoy HBOMax. “El Pacificador” (“Peacemaker”, en el inglés original) contará con ocho episodios para narrar el génesis del personaje, contarnos quién es su misterioso padre (interpretado por el mítico Robert Patrick de “Terminator”) y explicarnos cuál es su sitio en el universo del Joker, Flash y Shazam.
James Gunn al cuadrado
Si bien la nueva producción de Warner Bros. con el universo DC, ese al que lleva de un lado a otro sin rumbo aparente, podría desalentar a los menos acérrimos del cómic, “El pacificador” es una excelente oportunidad para conectar de nuevo con los que no se sepan la misa de memoria. Después del experimento de “El escuadrón suicida”, que no funcionó del todo bien en taquilla pero dejó un buen sabor de boca en los espectadores que se acercaron a ella, James Gunn ha contado con toda la libertad creativa que su yo de hace veinte años hubiera soñado para sus tróspidos trabajos en la Troma de Lloyd Kaufman (“Tromeo y Julieta”). El alma de la serie Z de la que salió el director de “Guardianes de la Galaxia” y “Movie 43″ sigue ahí en “El pacificador”, pero se encuentra con dos elementos que hacen brillar la serie: el carisma de John Cena como héroe casi meta del patriotismo –durante décadas ha interpretado un papel cercano al del Capitán América en su desempeño como luchador de “wrestling”- y las posibilidades técnicas de una de los estudios más grandes del mundo. Sigue habiendo casquería, mocos y humor negro, pero ya no se ven los pies del becario detrás del croma verde.
Como sátira, como revisión misma de la labor “pacifista” del gobierno de Estados Unidos en tantos y tantos conflictos, “El pacificador” también funciona, corrigiendo la lectura de los buenos y los malos con un subrayador de moralidad, estableciendo los parámetros del relato entre malos y aún más malos. No se trata de cuestionar la ética del intervencionismo americano, sino de intentar hallar la ridiculez del mismo y el escaso sentido de una política exterior consistente en matar moscas a cañonazos. No se puede decir tampoco que la serie de James Gunn, aquí al cuadrado en dirección y guion, sea subversiva ni aliente a quemar ninguna embajada, pero sí nos invita a reírnos de medio siglo de fracasos militares a través de los miedos y esperanzas de un John Cena que, en su primer papel protagónico de importancia, está más suelto que nunca.
Quizá el mayor atrevimiento de la mini-serie, que en lo estético se refugia en el saber hacer de Gunn eligiendo éxitos del glam-rock más ochentero, sea la coralidad de su reparto. Más allá de la sonrisa cuadrada de un Cena al que no le importa ni desnudarse por la integridad de la serie, cabe destacar el buen trabajo de Danielle Brooks (“Orange Is The New Black”) y Steve Agee (“Superstore”), al que pudimos ver ya en la película que precede a la mini-serie. Sin ínfulas de gloria, pero sí con mucha mala leche, “El pacificador” es una excelente respuesta a lo épico de los últimos (y exitosos) trabajos de Marvel y también una vuelta a la realidad de lo ridícula que es, en el fondo, la suspensión de la incredulidad asociada a los superhéroes: ya no se trata de lidiar con una hipoteca, sino con la culpa delictiva de los crímenes de guerra y las operaciones encubiertas de un Gobierno calamitoso.
El tándem formado por James Gunn y John Cena, en “El pacificador”, vuelve a funcionar a las mil maravillas y parece que tanto director como intérprete se encuentran cómodos siendo extensiones el uno del otro, a un lado y al otro de la cámara. Los bíceps hipertrofiados del luchador son una metáfora explícita y burda de los recovecos cerebrales del guionista, y las ideas trasnochadas del director no dejan de ser los anhelos de un intérprete atado durante décadas a un papel añejo e impropio de los tiempos que corren. Rotas las cadenas, y superado el trauma de un universo extendido de DC que jamás se levantará en condiciones, “El pacificador” (“Peacemaker”) es el primer campanazo “seriéfilo” del año.
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