La Magna desborda Sevilla de fe y devoción

Una manifestación desbordada de fe y devoción. Sevilla acogió ayer un acontecimiento único, la denominada procesión Magna que puso el broche al II Congreso Internacional de Hermandades y Piedad Popular. Una cita sin precedentes que reunió a ocho grandes referentes devocionales de la ciudad y la provincia y que demostró el enorme potencial de las cofradías. El evento desbordó todas las previsiones, con el centro abarrotado de público desde mucho antes de que saliera el primer paso, el de la Virgen de los Reyes.

Aparcamientos llenos, autobuses atestados, largas colas en las estaciones de metro... La ciudad se volcó con una procesión que quedará para la historia. Se vivieron estampas únicas y casi irrepetibles, como el paso de tumbilla de la patrona de la Archidiócesis enmarcado en la Puerta del Príncipe de la plaza de toros. Fue en este punto donde se instaló el palco de autoridades. Las tres imágenes de la provincia concitaron el fervor de sus fieles: las vírgenes de Setefilla de Lora del Río, Valme de Dos Hermanas y Consolación de Utrera, que regresaron a los templos de San Andrés, el Salvador y los Terceros, respectivamente. El Gran Poder protagonizó un regreso a su basílica solemne y multitudinario. La procesión dejó momentos de mucha intensidad, como la Esperanza de Triana y la Macarena muy cerca por el recorrido común. La dolorosa de la calle Pureza visitó la parroquia de la O entre vítores y algarabía. El Cachorro transitó por San Jacinto, Santa Cecilia y San Vicente de Paúl, calles por las que no pasa el Viernes Santo. La Macarena llegó a su barrio acompañada por una multitud.