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El economista Jano García

Jano García: “Hemos estado gobernados bajo la ilegalidad”

Aprovecha la publicación de “El rebaño” para extender su idea de que “Occidente ha sucumbido a la tiranía ideológica”, asegura

Jano García lleva en la sangre el ensayismo lúcido, sorprendente y sombrío de quien camina solo, ajeno a camarillas y grupos de poder. Youtuber primero, sus escritos y sus podcasts, con cientos de miles de seguidores, pronto llamaron la atención de las editoriales. Director de «El Liberal», el autor de «La gran manipulación pública» edita ahora «El rebaño», donde sostiene que «Occidente ha sucumbido a la tiranía ideológica». El libro lleva un prólogo del recientemente fallecido Antonio Escohotado.

Usted empezó en las redes, un territorio que las élites tratan con displicencia.

En YouTube hay de todo, del más brillante al que no tiene ni idea, gente más instruida y otras menos. El problema de ciertas élites es que no aceptan que ya no tienen el monopolio. Su nivel de influencia es nulo, cero, y no han querido aceptar que escribir para uno mismo y los amigos no tiene ningún recorrido. Es querer negarse a que los tiempos han cambiado y ya no pintas nada. Yo soy un producto de esto. Empecé en Facebook, posteriormente en Instagram y Twitter, y acabé haciendo un podcast.

En sus libros ha sido muy crítico con la gestión de la pandemia.

Los sentimientos siempre se han utilizado para manipular a la población, lo vemos ya en los primeros libros de Herodoto. Aterrar al personal es el mecanismo más sutil para anestesiarlo. De modo que noticias muy negativas, que nos afectan en el día a día, como la inflación, o el récord de endeudamiento público, el abandono escolar, la tasa de paro juvenil, etc., pueden taparse diciendo que vamos a morir todos. Manipulan y aprovechan el miedo de la gente para que no se hable de una crisis económica que supondrá, a medio y largo plazo, más coste en vidas que el propio Covid-19. A cambio de salvar la vida la gente está dispuesta a ser reducida a un código QR. Es lógico. Nadie quiere morir. Pero con esta perversión olvidamos que los derechos y libertades han sido erradicados a cambio de salvarte la vida. Una vez que aceptas que tu dignidad, derechos y libertades dependen de un código QR, que además es revocable, es un permiso temporal, una vez que lo aceptas estás liquidado.

En España, el Tribunal Constitucional ha anulado los estados de alarma y declaró fraudulento el cierre del Parlamento. Sin embargo, esto no ha causado demasiado malestar social.

Este tiempo hemos estado gobernados bajo la ilegalidad. Pero los medios de comunicación decidieron que lo único que cuenta es ganar el relato, y este no dura más de 24 o 48 horas. A partir de entonces la gente olvida, necesita un pienso distinto, otra cosa. Así, los debates están muertos y no hay hueco para la reflexión. Nos hemos acostumbrado a que la anormalidad sea normal. Mientras nosotros nos dedicamos a pastar en redes sociales el poder político puede abusar y hacer lo que quiera sin que nadie le pida explicaciones.

¿Silenciamos los debates más importantes?

Quizá el signo de los tiempos pasa por negar el mal. Pero la realidad, nos guste o no, en muchas ocasiones es injusta, fea y cruel, y la maldad propia de la naturaleza humana la vemos a diario. En mi opinión, el gran problema es que nuestra sociedad ha perdido los valores morales que ayudaron a forjar Occidente, que nos permitieron ser la zona del mundo más libre, rica y próspera. Las nuevas generaciones lo tenemos todo hecho, o eso creemos, y exigimos no solo que el Estado provea sobre nuestras necesidades, sino que además los empresarios nos den un buen trabajo y un buen sueldo. Son otros los que tienen que venir a arreglarme la vida. Sin olvidar a unos activistas de pega que están todo el día defendiendo una agenda u otra según el partido que les pague. En esta situación Occidente no tiene nada, pero nada que hacer respecto a Asia. China lidera el cambio, aunque no solamente China. Está Singapur, Malasia, Camboya, Vietnam. Unos países inmersos en un cambio vertiginoso. Lo que nosotros tardamos en recorrer 150 años ellos lo han hecho en diez.

Se define como cristiano y liberal, ¿es correcto?

El liberalismo y el cristianismo comparten muchos componentes, desde el respeto al prójimo a los valores del trabajo, la libertad, o el ser consciente de que tus actos tienen consecuencias para terceros. El liberalismo, moralmente hablando, es la ideología más respetable de todas. Liberal cristiano en el sentido amplio de la palabra, referido a valores como el sacrificio o el trabajo, que han permitido el florecimiento de nuestra sociedad. Y luego hay quien ha confundido el individualismo con el desprecio al prójimo. De ahí los nuevos dogmas, que parten del principio de que hay que acabar con el distinto, exterminarlo del debate público. Ellos, que se creen más listos que los creyentes, actúan peor que los puritanos de Salem.

También critica las políticas medioambientales tal y como están planteadas.

Son profundamente regresivas, afectan negativamente, sobre todo, a las personas con menor poder adquisitivo.

Crítica de “El rebaño”: Democracia totalitaria

★★★
Por Jorge Vilches
Es un hecho conocido que estamos en un cambio del tiempo-eje, como indicó Karl Jaspers, en una cuarta ola tecnológica que cambia la percepción del mundo. No es nuevo tampoco que esto ha propiciado la globalización como ideología; es decir, el adoctrinamiento e imposición de una forma única de vivir. Es la tiranía de la corrección política. Jano García ha publicado un ensayo que puede considerarse un acercamiento básico al fenómeno. Es un libro de descubrimiento que recopila categorías ya conocidas, aunque sin citar a los autores. La obra se fundamenta en la idea de Raymond Aron sobre las religiones seculares del siglo XX, que imponen una moral a través de la legislación y combaten el cristianismo.
También toma de Talmon la idea de la democracia totalitaria basada en la voluntad general de Rousseau, que consiste en la imposición del criterio de la mayoría por encima de la libertad, y en el mesianismo político. Esto último es decisivo para un libro titulado «El rebaño», porque Talmon se refería a la intención mesiánica de un dirigente para llevar a un pueblo al paraíso contando con su obediencia emocional, no racional. He aquí otro concepto prestado, el de «obediencia» de Julen Freund, que combinado con el miedo a la libertad de Fromm, la circulación de las élites de Pareto, la ley de hierro de las oligarquías de Michels, el mito del hombre nuevo de Dalmacio Negro o la democracia sentimental analizada por Arias Maldonado, explican muchas cosas de las ejemplificadas en el libro de Jano García.
El periodista pone en circulación el concepto de «alogocracia» para referirse al poder de las emociones en el debate político y para la movilización alejándose de la razón. Aristóteles ya hablaba de esto, así como Georges Sorel hace cien años. Decía Lakoff en «Política y moral» (1996) que el político debe actuar sobre el mecanismo cognitivo e interpretativo del individuo para tener éxito en la comunicación política, y que ahí triunfan las emociones básicas. En definitiva, Jano García ha escrito un buen libro, lleno de ejemplos, de fácil lectura, para acercarse a los fenómenos políticos actuales con un lenguaje sencillo.

▲ Lo mejor

El lenguaje sencillo y la cantidad de ejemplos para demostrar su argumentación

▼ Lo peor

La ausencia de referencias filosóficas que deben acompañar a todo ensayo