In extremis

Iberia y Air Europa buscan un acuerdo en el descuento que permita su fusión

Las compañías siguen negociando pese a vencer el plazo que se habían dado para desatascar la operación

Aviones de Iberia y Air Europa en al aeropuerto Adolfo Suárez Madrid-Barajas
Aviones de Iberia y Air Europa en al aeropuerto Adolfo Suárez Madrid-BarajasSUSANA VERAREUTERS

El partido que están jugando Iberia y Air Europa intentando buscar un acuerdo para su fusión está ya en tiempo de descuento. Ambas compañías se dieron de plazo en diciembre hasta finales de enero para buscar nuevas vías que permitan su integración después de verse abocadas a romper el acuerdo que alcanzaron hace más de dos años por el cambio de panorama que ha traído consigo el coronavirus. Enero ha terminado sin acuerdo conocido. Aunque no así la negociación. Fuentes próximas a la negociación y la propia Iberia han asegurado que las conversaciones, que han sido diarias en las últimas semanas, se van a extender unos días para ver si es posible cerrar la operación en el tiempo añadido.

Las negociaciones contrastan con las declaraciones efectuadas en los últimos días por Juan José Hidalgo, patriarca de la familia y fundador de la compañía. Hidalgo ha afirmado que está “preparado para sacar adelante Air Europa sin nadie”, ya que la compañía aérea cuenta con un “plan de crecimiento” que le permitirá afrontar sus obligaciones de pago, y sin efectuar despidos. Hidalgo ha llegado incluso a afirmar que las negociaciones con Iberia estaban “rotas”, algo que negaron después desde la compañía del grupo IAG, que pagará a Globalia 35 millones de euros adicionales a los 40 pactados inicialmente por la posible ruptura de las negociaciones, como muestra de compromiso para alcanzar un acuerdo y para eliminar igualmente cualquier reclamación pendiente relacionada con el anterior acuerdo de adquisición.

La integración entre las dos aerolíneas se ha convertido en una especie de “tour de force” lleno de obstáculos casi desde el primer día. El primer gran impedimento que se encontró fue su precio. Pactado a finales de 2019 en 1.000 millones de euros, la irrupción del coronavirus llevó a Iberia a forzar una renegociación a la baja de las condiciones del acuerdo inicial al considerar que, debido al declive de la actividad de la aerolínea del Grupo Globalia provocado por la pandemia, esa cantidad no reflejaba ya su verdadero valor. Y más, después de que Air Europa solicitase un rescate al Estado que se materializó en noviembre del año pasado en una inyección de 475 millones de euros. Un pasivo que tendría que asumir Iberia si la operación llega a buen puerto. A resultas de la posición de Iberia, en enero pasado ambas partes acordaron rebajar el precio de la operación hasta los 500 millones de euros. Pero esta cantidad, según Iberia, se ha vuelto a quedar desfasada. Los números de Air Europa han seguido deteriorándose pese al rescate proporcionado por el Estado. Hasta tal punto que la propia compañía ha admitido como una posibilidad casi segura que tendrá que solicitar más fondos públicos para sobrevivir. En principio, Globalia no tiene que devolver el dinero que ha recibido hasta 2024, pero tiene que resolver su situación antes del 1 de julio, que es cuando vence la moratoria a compañías con patrimonio negativo,lo que podría abocarle a ese segundo rescate. La aerolínea arrastra una deuda de cerca de 800 millones y perdió el pasado ejercicio 428 millones de euros.

El Estado, ¿accionista?

El propio rescate de Air Europa también ha traído consigo dificultades a la operación. No sólo por la deuda que añade al pasivo de la aerolínea, sino por sus condiciones. La inyección de fondos estaba condicionada a que Air Europa aceptara una serie de condiciones, como nombrar de común acuerdo con el Estado a su consejero delegado; que la Sociedad Estatal de Participaciones Industriales (SEPI), que canaliza la ayuda; tenga dos consejeros o que tenga derecho de veto en decisiones estratégicas o despidos. En Iberia se han mostrado preocupados por el margen de autonomía del que pudieran disponer para gestionar Air Europa. Al poco de que la aerolínea del Grupo Globalia recibiese la ayuda, el presidente de Iberia, Javier Sánchez-Prieto, aseguró que «tenemos de disponer de agilidad e independencia en la toma de decisiones respecto a las cosas que podamos hacer con Air Europa». Pero las cosas han cambiado desde entonces. Tras la ruptura del primer acuerdo, el Gobierno se ha posicionado para entrar en el capital de Air Europa y velar por recuperar no sólo los 475 millones de la ayuda de la SEPI sino los 140 millones de un préstamos avalado por el ICO.Ayer mismo, la vicepresidenta primera del Gobierno y ministra de Asuntos Económicos y Transformación Digital, Nadia Calviño, aseguraba que el Gobierno seguía interesado en apoyar “decididamente” la solvencia de esta empresa, “estratégica para España”. “Desde el primer momento el Gobierno está siendo parte de la solución y parte de la viabilidad futura de la compañía y estamos analizando las distintas opciones disponibles en este momento”, aclaró Calviño, que abrió la puerta a entrar en el accionariado de Air Europa -con hasta un 40%- en una entrevista en Bloomberg.

El tercer componente de la ecuación que, según el presidente de IAG, Luis Gallego, tiene que encajar para que la operación saliera adelante es el visto bueno de Bruselas. A la Comisión Europea le preocupaba del primer proyecto de fusión que la concentración de ambas aerolíneas reduzca la oferta en setenta pares de ciudades de origen y destino dentro de España y hacia o desde este país, entre las que ambas compañías aéreas ofrecen servicios directos. Por ello, rechazo el primer proyecto de fusión poco después de que Iberia y Air Europa comunicasen su intención de romperlo y renegociarlo.