
Fin al misterio
Kiko Matamoros confiesa su diagnóstico médico: este mal le llevó a quirófano
El colaborador de ‘La familia de la tele’ se ha confesado sobre su salud, tras ser intervenido. No quería decir qué le pasaba, pero la preocupación se ha extendido

‘La familia de la tele’ ha reunido a las estrellas del universo ‘Sálvame’ con otros rostros afines a TVE. Después del caos en el desfile de ayer lunes, este martes han conocido el plató ingente en el que vivirán miles de aventuras. Ya han comenzado. Las primeras lágrimas de Lydia Lozano no se han hecho esperar. Tampoco los dardos de Isa Pantoja a su madre, en medio de un distanciamiento que perdura en el tiempo. Pero también ha tenido su momento Kiko Matamoros, quien no está atravesando su mejor momento por cuestiones de salud.
Esto bien lo sabe su compañera María Patiño. La presentadora ha querido hacer un alto en el programa para sentarse al lado de su amigo y reconocerle el esfuerzo mostrado este lunes durante el desfile de inauguración del programa. Ha recibido muchas críticas, pero pocos saben lo que le costó estar ahí. Su amiga le aplaude por “la manera en la que te creces a pesar de cómo estabas”. Y es que verle bailar tras pasar por quirófano le provocó “una sensación de ternura y admiración hacia ti brutal”. Esto provoca que Kiko se confiese.
Kiko Matamoros y su lucha silenciosa
“Ayer estaba fastidiado. Y hoy. Llevo unos días convaleciente de una operación. Además, me han prohibido hacer esfuerzo de cualquier tipo, especialmente de la zona media y tal. Bailar, mover las manos podía… no debería haber doblado, pero bueno… espero que mi médico no haya visto el desfile”, comienza a desvelar lo que escondía. Y es que incluso desvela que pidió cambiar lo organizado y no realizar la caminata bailando, pero no fue posible porque el montaje ya estaba pergeñado.
Aceptó, porque dice que “un profesional, evidentemente hasta los límites de lo tolerable y lo soportable, tiene que asumir que puede tener momentos físicamente que no esté bien. O psicológicamente, pero tiene que estar al pie del cañón. Ayer era un día muy importante para todos. Sé del esfuerzo que se ha hecho en esta casa, esta productora y estos compañeros para que las cosas salgan bien, que van a ir muy bien. Y yo, desde mi compromiso íntimo con el trabajo, siempre he sido así. El día que falleció mi padre, que fue al principio del ‘Sálvame’, falleció por la mañana y por la tarde yo fui a trabajar. Y no porque no quisiera a mi padre, porque le quería, sino porque creo que el mejor homenaje que podía hacerle era ese. Era un tipo trabajador extraordinario y era el mejor esfuerzo que podía hacer por la gente”.
María Patiño le agradece que, estando tan mal, tras salir de un quirófano, este lunes estuviese al pie del cañón y muy pendiente de Lydia Lozano. Ella estaba peor anímicamente tras la muerte de su madre tan solo una semana tras. “Las molestias físicas o las rehabilitaciones no te limitan las emocionales y entendía que era quien más calor y cariño necesitaba, porque estaba muy débil y ya está. Eso lo hubiera hecho cualquiera. De hecho, lo hicisteis, cada uno a su manera. Yo percibí en Lydia un poquito esa posibilidad”.
Kiko Matamoros reconoce que su mujer, Marta López, sí estaba muy preocupada por él y preguntaba a los compañeros cómo le veían. Es en este momento donde María Patiño pregunta al fin cuál es el diagnóstico que le han dado los médicos, pues continúa siendo un secreto qué le llevó a un quirófano. Tan solo han dicho que era una operación necesaria para ofrecerle una mayor calidad de vida: “Vamos a ver, ha salido todo bien. Lo que pasa es que la operación fue un poco, un poquito, más larga y complicada de lo que se esperaba al inicio. La recuperación es un poco más larga y más tediosa. Pero ha salido todo bien, puedo comer ya casi con total normalidad. No muchas cantidades, pero está bien. Encontraron ahí un lipoma, que no es nada, porque se mandó a biopsia y no había absolutamente nada maligno”, confiesa al fin, después de tanto misterio. Dice que fue por protocolo, pero que no pasó miedo pues los médicos ya sabían que “no había motivo para preocuparse”. Su entorno sí lo estaba.
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