Trabajo y salud mental

Vuelta al trabajo: la guía para sobrevivir al 1 de septiembre (y al resto del mes) sin estrés

Superar el temido síndrome postvacacional es posible siguiendo unas pautas claras: evitar la sobrecompensación y la multitarea, centrarse en lo urgente y, sobre todo, aprender a desconectar de verdad al acabar la jornada laboral

«No estamos acostumbrados a oír ‘no' y debemos sentir frustración»
Frustraciónlarazon

El regreso a la rutina tras el paréntesis estival se presenta, para muchos, como una cuesta de enero en pleno septiembre. La temida montaña de correos electrónicos, las reuniones pendientes y la sensación de haber perdido el hilo de la actualidad laboral pueden generar ansiedad. Afrontar la vuelta a la oficina sin caer en el estrés y la frustración es posible, pero requiere de una estrategia consciente que va más allá de simplemente volver a sentarse en la silla. Para combatir esta sensación, existen estrategias efectivas, como un truco francés para dormir mejor y reducir el cortisol, que promueven un descanso reparador y la estabilidad emocional.

En este sentido, uno de los primeros impulsos a evitar es el sentimiento de culpa por haber disfrutado de un merecido descanso. La tentación de sobrecompensar la ausencia ante los compañeros que se quedaron trabajando, o de intentar ponerse al día en un tiempo récord, suele ser contraproducente. Esta actitud no solo genera una presión innecesaria, sino que también puede conducir a un desgaste prematuro y a cometer errores por la precipitación, dilapidando rápidamente la energía renovada durante las vacaciones.

Asimismo, la clave para una reincorporación eficaz reside en la capacidad de organización durante los primeros días. En lugar de dejarse arrastrar por el torrente de tareas acumuladas, es fundamental dedicar un tiempo inicial a clasificar y priorizar, tal y como señalan desde GQ. La recomendación es clara: hay que aprender a discernir entre lo verdaderamente urgente y aquello que, aunque importante, puede esperar. Esta jerarquización permite centrar los esfuerzos en objetivos concretos y alcanzables, generando una sensación de control desde el primer momento.

Evitar la multitarea y cuidar el tiempo personal

Por otro lado, esta estrategia de enfoque debe ir acompañada de una firme decisión de evitar la trampa de la multitarea. Intentar responder correos mientras se asiste a una reunión o se avanza en un informe es una receta para la ineficacia y el agobio. Concentrarse en una sola tarea a la vez no solo mejora la calidad del trabajo, sino que también facilita una readaptación progresiva del cerebro al ritmo laboral, reduciendo la sobrecarga cognitiva que caracteriza a estas primeras jornadas.

Además, la jornada laboral no termina al apagar el ordenador, un aspecto crucial para consolidar una transición suave y duradera. Para ello, es imprescindible dedicar tiempo a uno mismo después del trabajo, reservando espacios para actividades que permitan una desconexión real y ayuden a recargar las pilas para el día siguiente. Ya sea practicando deporte, leyendo o simplemente pasando tiempo con familia y amigos, estas actividades son fundamentales para proteger el bienestar mental y evitar que el estrés laboral invada todas las esferas de la vida personal.