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Premios Oscar: Javier Bardem y Penélope Cruz se apuntan a la fiesta de Jane Campion

La Academia de Hollywood anunció las nominaciones de su 94.ª Edición, con hasta cuatro españoles entre los elegidos para la gloria
La Razón
  • Matías G. Rebolledo

    Matías G. Rebolledo

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La nube era oscura. Los intereses del cine español en su proyección internacional quedaban ensombrecidos en los últimos años por la potencia francesa o el nervio latino. A los claros de la presencia en Sundance y Berlín, cabe añadir ahora el claro definitivo: los Premios Oscar. Como si se hubieran alineado los astros justo antes de nuestros Goya, la Academia de Hollywood decidió que la 94ª. Edición de sus premios se convierta en una de las más españolas de su historia. Así, hasta cuatro categorías de la ceremonia del próximo 27 de marzo tendrán nuestro acento: Mejor Actor, con Javier Bardem por su papel de Desi Arnaz en «Being the Ricardos»; Mejor Actriz, con Penélope Cruz por «Madres paralelas»; Mejor Banda Sonora, con Alberto Iglesias poniéndole partitura al costumbrismo de Almodóvar y Mejor Cortometraje de Animación, gracias a «El limpaparabrisas», cuya dirección corre a cargo de Alberto Mielgo en coproducción con EE.UU. No pudo sumarse a la soleada celebración Pedro Almodóvar, quien ve como el guion de sus «Madres paralelas» tampoco encuentra «vida inteligente» (sic) entre los académicos de más allá del charco.
La ausencia del manchego, así como la de «El buen patrón» de Fernando León de Aranoa en la categoría de Mejor Película Internacional, no empaña eso sí el triunfo que suponen las nominaciones, sobre todo, para Cruz y Bardem, que alcanzan juntos la cuarta opción a la estatuilla y no parten mal colocados para, también, hacerse con su respectivo segundo Oscar. La pareja, icónica ya por derecho propio, se suma así a un exclusivo club junto a Christian Bale, Jodie Foster, George Clooney, Helen Mirren o Joaquin Phoenix.
El poder de Jane Campion
En el plano estrictamente cinematográfico, la rendición de la Academia es clara hacia «El poder perro», el portento «western» de Jane Campion que produce Netflix. La directora neozelandesa no solo consigue firmar la película más nominada, en hasta 12 categorías, sino que además se queda a tan solo dos sobres del récord absoluto (14) y, según las estimaciones más conservadoras, podría materializar hasta cuatro nominaciones (Mejor Película, Actor para Benedict Cumberbatch, Actriz de Reparto para Kirsten Dunst y Dirección, como primera mujer nominada dos veces). Con diez candidaturas, un poco menos firmes, se ha colado la «Dune» de un Denis Villeneuve al que los Oscar vuelven a ningunear dejándole fuera de la Mejor Dirección. En esta última categoría, precisamente, está una de las noticias de las nominaciones: Steven Spielberg, a sus 75 años, se ha convertido en la primera persona en alcanzar las 11 nominaciones a Mejor Película gracias a «West Side Story», que está entre las elegidas en hasta siete categorías.
En el apartado internacional, casi siempre el más interesante de unos premios en los que la política pesa desde hace casi un siglo, es la japonesa «Drive My Car» la que parte con ventaja. Las 180 páginas de guion de Ryusuke Hamaguchi interpretando a Haruki Murakami le han servido para competir por el Mejor Guion Adaptado junto a la danesa «Flee» –quizá la gran tapada de esta edición–, «La hija oscura» y, por supuesto, «El poder del perro». Rezagada se queda «Fue la mano de Dios», de Paolo Sorrentino, que sin embargo con su única nominación a Mejor Película Internacional le sirve a su matriz, Netflix, para posicionarse como la «major» con más músculo y hasta 27 opciones totales de estatuilla dorada.
En lo que promete ser una de las carreras más animadas del último lustro –solo Jane Campion y su película parecen haber «atado» dos de los premios–, nadie quiere dar un paso en falso, empezando por la propia Academia. Si bien hace unas semanas se rumoreaba con la posibilidad de que Tom Holland («Spider-Man: No Way Home») sea el elegido para presentar la ceremonia, todavía no está claro por qué formato quiere apostar este año la dirección del evento. Tras el retraso que sufrió la gala del año pasado, mutando hacia lo soporífero en un evento que pocos ya recuerdan, el reto es mayúsculo: los Oscar no solo tienen que lidiar con la crisis de audiencia que llevan arrastrando durante la última década, sino que lo han de hacer en clave de diversidad racial, sexual y de género en una industria que, todavía anquilosada en el sistema hegemónico, no se atreve todavía a lanzarse a los brazos de las plataformas de «streaming». Por suerte, las nominaciones a «Attica» y «Summer of Soul» en la categoría documental, nos recuerdan que la meca del cine sigue mirando de vez en cuando por la ventana.