“Alcarràs” conquista Berlín
El Oso de Oro de Carla Simón devuelve al cine español al escenario de los festivales internacionales en un palmarés que, como el de Cannes, Venecia y San Sebastián, confirma que el talento femenino cala entre los jurados
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En una Berlinale con una programación tan desangelada como la gala de premios, “Alcarràs” llegó para arrasar. El Oso de Oro a la excepcional película de Carla Simón devuelve al cine español al escenario de los festivales internacionales en un palmarés que, como el de Cannes, Venecia y San Sebastián, confirma que el talento femenino cala entre los jurados. Así se cerraba un círculo que la propia Berlinale abrió en 2017, cuando Simón recibió el premio a la mejor ópera prima por “Verano 1993″.
La extraordinaria ambición de “Alcarràs”, que cuenta lo que la cineasta catalana calificaba de “crónica de una muerte anunciada”, la de la agricultura tradicional frente a las exigencias del progreso, demuestra lo que el cine puede hacer con la realidad que nos concierne -dignificarla y respetarla para conmovernos- cuando hay una mirada sensible que no juzga, que adora el gesto y la vida como, décadas atrás, lo hicieron los neorrealistas. Simón le toma el relevo a Carlos Saura y Mario Camus, los últimos cineastas españoles en ganar el Oso de Oro, por “Deprisa, deprisa” (1981) y “La colmena” (1983) respectivamente, hace la friolera de cuarenta años.
Decíamos que el jurado presidido por M. Night Shyamalan ha concedido un palmarés marcadamente femenino. De los ocho premios, seis han ido a parar a manos de mujeres. Algunos nos alegran infinito. Por supuesto, el de Carla Simón, pero también el Oso de Plata a la mejor dirección para Claire Denis por “Both Sides of the Blade”. Aunque parezca increíble, la autora de películas tan imprescindibles para el cine contemporáneo como “Beau Travail” o “High Life” había sido sistemáticamente ignorada en los pódiums de los grandes festivales. Su retrato de un triángulo amoroso, tempestuoso y apasionado, bien merecía la atención del jurado.
En menor medida, el premio a “Manto de gemas”, de la mexicana Natalia López Gallardo, demuestra hasta qué punto cierta fórmula, entre siniestra y elusiva, típicamente cultivada por el cine latinoamericano -y muy apoyado por la Berlinale: aquí ganaron Lucrecia Martel y Pablo Larraín- sigue funcionando bien en el circuito festivalero. Más incomprensibles resultan los premios (guion, actriz) a la mediocre “Rabiye Kurnaz vs. George Bush”, más allá de la obligatoria cuota de cine alemán en el palmarés.
En el capítulo masculino, una de cal y otra de arena. ¡Qué felicidad ver al coreano Hong Sang-soo recogiendo el Gran Premio del Jurado por “The Novelist’s Film”! Enésima reformulación de sus metaficciones melancólicas, la película es, otra vez, una carta de amor a su actriz y pareja en la vida real, Kim Minhee, a la que invitó a subir al escenario. Con su habitual laconismo, el director de “Ahora sí, antes no”, habitual de la Berlinale, lanzó un aviso para navegantes, una declaración de principios tan escueta como íntegra: “Seguiré haciendo lo que hago”. La de arena: el desconcertante premio al camboyano afincado en Francia Rithy Panh por “Everything Will Be Ok”, una de las mayores decepciones que nos ha brindado una selección oficial tirando a floja. Un filme-ensayo que también es fábula distópica, y que confunde pomposidad con honda emoción. Justamente lo contrario que “Alcarràs”, con la que, ya mismo, Carla Simón ha hecho historia.