Albert Boadella aconseja “El cuaderno gris”: “Hoy día, le recomiendo a todo el Parlamento español que lea a Pla”
El dramaturgo reivindica la mirada aguda y la sabiduría de vivir de Josep Pla, uno de nuestros más grandes escritores
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El dramaturgo Albert Boadella (Barcelona, 1943), fundador de Els Joglars, es uno de los directores más relevantes y controvertidos de la escena española. Autor prolífico, sus obras, rebosantes de ironía y acidez, así como sus opiniones, no dejan indiferente a nadie. Boadella propone leer a Josep Pla, al que conoció ya en su vejez, y en especial su obra más esencial y vertebradora, “El cuaderno gris”, un libro de vida a la vez que un valioso testimonio de una época y el mejor exponente de uno de los más grandes escritores de la literatura catalana y española.
Supongo que lee a Pla de toda la vida.
Toda la vida no, digamos que sobre los 28 años. Mi padre ya era un gran admirador suyo, me hablaba mucho de él. Su figura literaria sufrió un acoso y derribo en Cataluña a finales del franquismo e inicios de la Transición. La izquierda no le perdonaba su decisión de estar en el bando nacional y esto ensombreció su gran figura literaria y los que éramos jóvenes nos vimos influenciados por esto, tuve que luchar contra el clima negativo que existía a su alrededor en aquella época.
¿Qué le hizo cambiar?
Un día uno lee un libro suyo y queda realmente sorprendido por su magnitud literaria y, sobre todo, por la forma como describe todo cuanto vive, no solo Cataluña, sino sus viajes alrededor del mundo y la forma de pensar. Creo sinceramente que junto a Baroja y alguno más, es el escritor español más importante del siglo XX. El problema es que no se tradujo suficientemente.
¿”El cuaderno gris” fue lo primero que leyó?
No, también por consejo de mi padre, lo primero que leí eran unos artículos que publicaba en la revista “Destino” y después, obviamente, “El cuaderno gris”, su libro más conocido y esencial, el núcleo de su obra. Si tuviera que aconsejar a alguien la lectura de Pla le diría que comience por ahí.
¿Qué destaca de él?
Puede servir para comprender de dónde venimos inmediatamente, porque es la generación de nuestros padres y abuelos, el final de lo que llamaríamos el antiguo régimen, casi diría de la edad de la inocencia, porque Pla es algo más que un escritor, hay una filosofía importante en la forma de mirar la vida, su sentido del tiempo, las formas de observación de personas y acontecimientos, es una incitación a una forma agradable de vida, a colocarse en una posición muy equilibrada, armónica, casi diría que es, en gran contradicción con lo que estamos viviendo, la anti histeria, totalmente fuera del ritmo efervescente y a veces vacío con el que estamos llevando nuestras vidas ahora.
¿Se siente identificado?
En gran parte sí, incluso en mi propia vida, vivo en una masía a pocos kilómetros de la suya, trabajo mucho estando aquí, estoy en un mundo “planiano”, el paisaje es el mismo, pero las gentes ya no lo son debido a la situación política de Cataluña en los últimos tiempos, los ampurdanenses que yo había conocido en los inicios de mi vida en el Ampurdán, no son ya los mismos, muchos han desaparecido y las jóvenes generaciones son ya otra cosa, pero en cualquier caso, tengo una cierta identificación.
¿Su pensamiento lo ha marcado de alguna manera en su vida y su obra?
Sí, hice una obra sobre él que considero una de mis mejores piezas y creo que en mi vida y en mi obra hay una parte de la mirada “planiana”. Lo conocí ya en la vejez y él vio mi actitud hacia él. Como carácter soy muy diferente porque yo me he metido en todos los berenjenales posibles y, en cambio, Pla era un hombre muy prudente y discreto. Me decía: “Boadella, no sea insensato, vigile, porque este es un país de cobardes” (risas).
¿A quién lo recomienda?
Yo creo que necesita una edad, seguramente un chico de 17 o 18 años puede encontrar algunas cosas curiosas, porque tiene una cosa formidable y es que en su nombre indica la forma de escribir, Pla, una forma plana, “planera”, que decimos en catalán, una escritura limpia, perfecta, con el adjetivo justo en cada momento, con una enorme facilidad de leerse, pero el fondo de la cuestión necesita una madurez, encontrar toda la sustancia de Pla significa haber vivido un poco la vida. Su lectura tiene este aspecto reconfortante de inducción a una vida armónica donde se valoran las cosas más ínfimas, que a veces toman una enorme importancia.
¿Le vendría bien a algunos dogmáticos leerlo?
¡Hombre, a todos! (risas) En estos momentos se lo aconsejaría a todo el Parlamento español. También recomendaría un libro suyo muy importante, “La Segunda República”, que aconsejaría a muchísima gente porque es muy revelador, aunque para muchos es su libro negro.