Condena

Carla Bruni, la defensa pasional de Sharkozy ante su entrada en prisión

El próximo martes 21 será cuando el mandatario ingrese en la Santé, en pleno París

 In this Thursday, Oct. 27, 2016 file picture, Carla Bruni-Sarkozy caresses the brow of her husband, the former French President and candidate for France's conservative presidential primary, Nicolas Sarkozy
Carla Bruni y Nicolas SarkozyClaude ParisAgencia AP

Sucedió el pasado 25 de septiembre a la salida del tribunal de París, Carla Bruni perdió los papeles (raro en ella) y arrancó la esponjilla de un micrófono cuando los periodistas se agolpaban para obtener reacciones a lo que acababa de suceder minutos antes. Una magistrada decretaba la entrada en prisión de su marido, Nicolas Sarkozy, algo inédito para un expresidente francés. El gesto se convertía en viral ya que su valor iba más allá de la mala educación y apuntaba al rechazo a la presión mediática. Se trataba del micrófono de Mediapart, el medio que había estado revelando por capítulos buena parte del escándalo de financiación libia en la campaña de Sarkozy de 2007, la que lo llevó al Elíseo.

Desde ese día, Bruni y Sarkozy han querido apurar juntos las horas. El próximo martes día 21 será cuando el exmandatario ingrese en la prisión de la Santé, en pleno París, en lo que supondrá un cambio radical en la vida de la pareja, que vive en el distrito 16, uno de los más selectos de la capital francesa. Sarkozy dispondrá de una celda aislada en este centro penitenciario que tiene zona habilitada para personalidades de renombre y además, al haber cumplido los 70 años, podrá pedir la libertad provisional en cuanto pise la cárcel, pero la Justicia podría tomar dos meses para dar luz verde. Es por ello que, aunque no se espere que Sarkozy pase mucho tiempo en prisión, el golpe para la pareja será fuerte. Y todavía mayor si se considera el impacto mediático que tendría, en caso de producirse, la fotografía de su ingreso en prisión. Los periódicos franceses describen estos días algunos detalles de su celda VIP: unos diez metros cuadrados, aislada con teléfono fijo pero sólo válido para números preestablecidos, un pequeño escritorio, refrigerador y televisión con coste de alquiler mensual de 14 euros, y de una ducha con baño separado. Algo que puede considerarse una calamidad en comparación con su mansión del distrito 16, cierto, pero que es todo un lujo si la comparativa se hace con el hacinamiento en la mayoría de las prisiones del país vecino.

Una celda VIP

Tras conocerse la condena, Bruni permaneció cinco días fuera del foco mediático hasta que reapareció con una gran sonrisa y un vestido de gasa amarillo mostaza en el desfile de Yves Saint Laurent (del que ella fue modelo de cabecera) en a los pies de la torre Eiffel, donde se la pudo ver en primera fila junto a otras celebridades como Madonna, Renée Zellweger y Kate Moss. Su presencia en el evento acaparó toda la atención debido al revuelo que suscitó la condena. Ante la tempestad, Bruni optó por mostrarse radiante y sonriente.

El gesto de Carla Bruni con un periodista tras escuchar la sentencia de Nicolás Sarkozy
El gesto de Carla Bruni con un periodista tras escuchar la sentencia de Nicolás SarkozyGtres

Ante la difícil situación que su marido se dispone a vivir, la exmodelo se ha mostrado activa estos días en redes sociales con mensajes dedicados a Sarkozy que encierran victimismo y cariño a partes iguales. «El final de la historia aún no está escrito» ha dicho enigmáticamente en su cuenta de Instagram, donde acumula 1,2 millones de seguidores. Uno de los más comentados estos días en Francia es su reacción en un grupo de whatsapp de numerosas personalidades que había creado su expareja, el escritor Raphaël Enthoven, para promocionar su nuevo libro. Uno de los periodistas del grupo, Laurent Joffrin, llegó a afirmar que es «absurdo» ver persecución judicial o «complot de la izquierda» en el fallo puesto que Sarkozy ya ha sido condenado tres veces. A ello Carla no dudó en responder de forma tajante con un «shut up» (cállate en inglés).

Cena de despedida

Lejos de esconderse, según se acerca la fecha de ingreso en prisión, tanto Carla como Sarkozy han pasado al contraataque. La semana pasada, en un vídeo muy comentado en redes, el expresidente francés avisaba de que no se va rendir y volvía a defender su inocencia: «Quiero que sepan que no me voy a rendir, y que lucharé porque la verdad y la inocencia deben triunfar». Los que conocen de cerca a la pareja saben, independientemente del fallo judicial, que estos días previos están siendo muy duros en la lujosa mansión del distrito 16 donde ambos viven, en una de las zonas donde más personalidades residen en París. Algunos de sus vecinos son íntimos del matrimonio. Es por ello que el pasado miércoles, Sarkozy y Bruni decidieron hacer una especie de reunión festiva para despedirse antes de entrar en prisión. A ella asistieron cerca de un centenar de amigos y colaboradores del expresidente, quien se dirigió a ellos con un breve discurso según cuenta el diario Le Figaro. «El fin de esta historia no está aún escrito», les dijo. «No quiero vuestra compasión, no me gusta quejarme. Lo que me importa es vuestra indignación. En unos días, cuando se consume el escándalo, necesitaré vuestra indignación». Sarkozy pide que esa indignación salga a flote, la misma que parece demostrar Carla Bruni en algunos comportamientos según se acerca la fatídica fecha del 21 de octubre, un momento que marcará un antes y un después en la historia de la V República y probablemente, del célebre matrimonio.