Pekín Liu Xiaobo y la conjura planetaria
China sigue sin asimilar la concesión del Nobel de la Paz al disidente Liu Xiaobo y ayer descargó otra andanada de insultos de la que casi ningún país libre se escapó. En vez de imaginarse confabulaciones planetarias, Pekín debería fijarse en qué dirigentes le apoyan en sus exabruptos: Hugo Chávez y Ahmadineyad. Para salir corriendo. En cuanto a llamar «delincuente» a Xiaobo, es tanto como admitir que China carece de libertades fundamentales como la de expresión y opinión.