Yo veo a todos los pelirrojos iguales
Beatriz de la Cova no ha sido la primera profesional succionada por este monstruo de la literalidad que es España, ni será la última. Pronto se nos impondrán penas griegas a los periodistas. Seremos objeto de los castigos ejemplarizantes del mundo clásico: beberemos cicuta como Sócrates o se nos condenará al ostracismo bajo esta nueva autoridad invisible, profundamente antiliberal, totalitaria y adanista.