Buscar Iniciar sesión

Soleá Morente: “Lo natural en mí y en mi familia es ir a contracorriente”

En «Aurora y Enrique», el disco que publicará el 19 de noviembre, plantea un homenaje musical a sus padres, canta con su hermana Estrella y prueba nuevos sonidos junto a Marcelo Criminal
ALFREDO ARIAS
La Razón
  • Matías G. Rebolledo

    Matías G. Rebolledo

Creada:

Última actualización:

Antes de responder, un pequeño silencio en el que alcanza a murmurar el ritmo de sus pensamientos. La nostalgia entra en el compás: «Recuerdo la casa de Granada en pleno invierno, cuando ya encendíamos la chimenea y nuestros padres nos mandaban a la cama a Estrella, a Kiki y a mí. Con la puerta abierta, desde el segundo piso, escuchábamos cómo trabajaban. “¿Y si probamos por bulerías?”, se oía a mi madre antes de dejar caer algún taca-tan-tan. O mi padre, recitando un Federico (García Lorca) para ver cómo quedaba en la composición. Eso era el amor de mis padres, el de trabajar en equipo, el de quererse y respetarse en lo más profundo», confiesa Soleá Morente (Madrid, 1985) a la hora de pintar la memoria que guarda de la relación de ellos, Enrique Morente y Aurora Carbonell, payo y gitana, y que ha plasmado en un portentoso y delicado disco que verá la luz el 19 de noviembre.
En sus 11 canciones, «Aurora y Enrique» es un canto al amor, el de sus progenitores, pero también al coyuntural, ese que se escribe en mensajes privados y se va construyendo en «likes» furtivos. «Componer siempre es una mezcla de emociones. Cuando canto, el respeto es sagrado, pero aquí hay un añadido. En la portada están mis padres y les canto a ellos. Son palabras mayores», explica Morente, antes de seguir sobre un proyecto que nació del confinamiento y de la propia conciencia artística: «Es la primera vez que lo cuento, pero todo partió de un encargo del cantaor Arcángel, que me pidió que le compusiera una canción. Era una responsabilidad muy grande, porque nunca lo había hecho para nadie y menos para alguien a quien admiro. Empecé con la guitarra a tocar algunos acordes y así nació “Ayer”, la canción que abre el disco. Ya no podía parar. Compuse para él, pero me di cuenta de que estaba cantando la historia de amor de mis padres. Ahí fue cuando quise darle forma ya al trabajo completo. Ha sido un proceso muy misterioso, sobre todo, por cómo el destino ha ido ordenando las cosas de manera enigmática», explica con la naturalidad de los genios.
Reivindicando mundos infinitos
Morente, que confiesa sincera y terrenal a LA RAZÓN que el trabajo de su nuevo álbum ha sido «terapéutico en tiempos difíciles», explica que si bien se puede etiquetar el disco como «conceptual», ello responde a una pulsión artística continua: «Yo diría que todos los álbumes que he publicado, de hecho, son conceptuales. Cambia la manera de interpretar, la de componer o producir, pero son conceptos que nacen del momento vital en el que estoy. Desde diferentes distancias se componen diferentes obras», concreta.
Y sigue, sobre esa huida de la comodidad que ha marcado siempre su carrera en discos tan distintos entre sí como «Lo que te falta» u «Ole Lorelei»: «Es lo que va conmigo. Lo natural en mi familia es ir a contracorriente, intentar innovar. Por eso es un disco tan diferente al anterior. Quizá lo obvio hubiera sido seguir por el camino de la rumba, pero quise dar un volantazo. Me gusta ir a la contra, y eso tiene a veces consecuencias. Mezclar repertorios en un directo es un jaleo en ocasiones. Es una reivindicación de mundos posibles e infinitos. No porque lo anterior haya salido bien hay que dejar de innovar», remata en referencia a su canción del álbum junto a Estrella, en la que hay más sintetizador que «quejío».
Para el primer videoclip del disco, de hecho, ha querido contar con uno de sus grandes amigos y, por coyuntura, uno de los directores en boga del cine español, Jonás Trueba. «Participé en “La virgen de agosto” y conozco a Jonás desde hace mucho, quizá también por la amistad que tenían nuestros padres. Cuando nos planteamos qué hacer a nivel visual con “Ayer”, me parecía complicado por lo vulnerable que me siento en la canción y cómo de especial es para mí. De ahí que pensara en él, que tiene una sensibilidad exquisita, especial. Se lo propuse y lo primero que me dijo fue que tenía miedo. Por eso quiso contar ese trocito de realidad y que viéramos esa primera escucha, ese “mama, he terminado el disco”», añade Morente sobre ese precioso momento de verdad cinematográfica en el que Aurora Carbonell, en esa misma casa de Granada de la anécdota, escucha por primera vez el homenaje de Soleá.
En esa búsqueda de nuevos sonidos, hay quizá una colaboración que sale todavía más de la norma pero que, entendiendo el extraordinario historial musical de Morente, se hace más comprensible. “Marcelo Criminal”, cantada y escrita junto al artista murciano del mismo nombre, es una especie de cuento alegórico sobre un concierto al que asistió Morente: “Conozco el arte de Marcelo (Criminal) desde “Solán de Cabras”, ese single tan chulo que sacó hace unos años. Y me encantan las cosas que hace, porque es alguien súper especial y un artista con un talento increíble. De estos que te hacen pensar. Y con lo joven que es tiene un discurso extremadamente interesante. Lo que cuento en la canción es verdad, porque en el concierto que cuento no conocía a mucha gente. Hay ficción, pero estuve viendo a Marcelo Criminal en la Siroco, eso es cierto. Cuando salí de la sala estaba lloviendo y era como una fiesta de disfraces cerca de Navidad, todo muy festivo. Cuando llegué a casa lo intenté escribir y me grabé en el móvil. Cuando Marcelo me dijo que sí a la colaboración me hizo mucha ilusión”, se despide.