Series
Los mayores se acordarán de Hulk Hogan y El Último Guerrero. Los que ya son padres, quizá de The Rock y El Enterrador. Los más jóvenes, en cambio, saben perfectamente de dónde salieron John Cena, Dave Bautista o Mercedes Varnado. La lucha libre, o “wrestling” si nos agarramos a la terminología yanqui, lleva alimentando de forzudos a la ficción desde su propia creación. Lo que no se ha recorrido, apenas, es el camino contrario: “El luchador”, de Darren Aronofsky y nominada al Oscar, o “G.L.O.W.”, la serie de lucha femenina que aterrizó con éxito en Netflix y se fue diluyendo, son los dos últimos ejemplos en el “mainstream” de una disciplina que tiene más en común con Shakespeare que con lo grecorromano.
“Wrestling” a fuego lento
Con el objetivo de devolver a la lucha libre a su legítimo lugar de privilegio en la cultura popular, Michael Waldron —productor ejecutivo y guionista de “Loki” o “Rick y Morty”— escribió hace ya un lustro un libreto sobre lo que ocurría más allá del lienzo y las doce cuerdas, las historias tras bambalinas del “wrestling”. Entre su asociación “marvelita” y el éxito mundial de la serie del abuelo y el nieto que viajan por distintas dimensiones, el proyecto se quedó en un cajón. “Soy un fan absoluto desde los cinco años. Mis padres tenían una especie de satélite ilegal cuando era pequeño y creo que mi primer recuerdo un Ricky “The Dragon” Steamboat contra el, en ese entonces, “Stunning” Steve Austin. Desde ese momento quedé enganchado para siempre. Vivía, comía y respiraba lucha libre y su mitología”, explica Waldron en entrevista exclusiva con LA RAZÓN.
En la primavera de 2019, el actor Stephen Amell anunciaba a sus millones de seguidores en todo el mundo que dejaría de ser Flecha Verde y que la serie “Arrow” llegaría a su fin. “Mi agente me llamó a los pocos días y me explicó un nuevo proyecto y quién estaba ya a bordo. Y me pasó los guiones, porque le parecían muy bien escritos, sin decirme de qué trataba. Era una serie sobre lucha libre. ¡Y encima en Georgia! Creía que me estaba vacilando”, confiesa, antes de seguir: “Hablamos con Starz y en seguida dieron luz verde al proyecto. “G.L.O.W.” me gustaba mucho, pero idealizaba una época concreta de la lucha libre y su mirada era nostálgica, estilizada. Nosotros queríamos hacer algo único, una especie de accidente de coche llevado a la televisión”.
Con esa vehemencia, creador y estrella explican el proceso de alumbramiento de “Heels”, la nueva serie de la plataforma digital StarzPlay que se estrena este domingo 15 de agosto a razón de capítulo por semana y que no solo apela a los acérrimos del lienzo infinito, sino que se centra en las historias humanas, las victorias y las desgracias personales de estos gladiadores del mundo moderno. “Creo que “El luchador” lo hizo bien, pero la presencia de la lucha libre en la cultura popular siempre ha sido desde la condescendencia. En la “Spider-Man” de Sam Raimi tuvieron a Randy Savage “Macho Man” en la película, pero no lo utilizaron como un luchador, si no como algo a medio camino entre eso y las artes marciales mixtas. No era lucha libre. El wrestling siempre ha sido tratado como si fuera un circo, y lo es, pero también es muchas más cosas”, añade Amell.
Alexander Ludwig, conocido en todo el mundo por dar vida a Bjorn Ragnarson en “Vikingos”, fue el último en sumarse al proyecto: “El proceso de preparación física sido muy, muy difícil. Humildemente, debo disentir de quienes me ven una carrera en el wrestling. Me he dejado la piel, y aun así pienso que soy un completo inútil sobre el cuadrilátero. Ves a Stephen y a mí y no hay color. El nivel de dolor que soportan los luchadores es increíble, el cómo son capaces de abusar de sus capacidades físicas para darnos entretenimiento. Es tremendo. No entiendo cómo puedes hacer eso y mantenerte sano física y mentalmente”, opina sobre su hermano en la ficción, y también jefe en la pequeña empresa independiente de Georgia (Atlanta), la Duffy Wrestling League.
Jack (Amell) y Ace (Ludwig) son, en la serie, los hijos de una de las leyendas del sur “luchístico” y los legítimos herederos de su talento. A través de los ocho capítulos de su primera temporada, “Heels” (término utilizado en el gremio para referirse a los malos malísimos), nos enseña el valor artesanal de la disciplina, pero también cuenta una historia de fraternidad, drogas, decepciones y la pelea más importante de todas, la de ganarse la aprobación de un padre que ya no está para celebrar ninguna victoria. Al cóctel también hay que sumarle la deconstrucción de las masculinidades frágiles, el machismo de un mundo que hasta hace nada siempre estuvo reservado a los hombres y esa reconstrucción, con fondo en la Iglesia y la reinvención de la familia, de la América paleta tras la pesadilla “trumpista” y sus vástagos nazis.
A vueltas con la jerga
Además del nombre de la serie, en “Heels” nos damos de bruces con la terminología propia de la lucha libre estadounidense. Así, los “cara de bebé” (“babyfaces”) son los buenos de la historia, “vender” se utiliza para exagerar el dolor cuando le toca atacar al rival y todo lo que ocurre dentro del ring cabe en la palabra “kayfabe”, difícil de traducir pero que vendría a significar que todo es real justo hasta el momento en el que deja de serlo, es decir, que el resultado de la pelea está predeterminado pero hay que mantener siempre las apariencias.
“No puede alienar a la audiencia desde el principio, así que hay que trabajar con el lenguaje, con el glosario de la lucha libre. Hemos tratado de hacerlo de manera delicada, al menos en los dos primeros episodios, y luego dejamos cancha libre. Hay que confiar también en la inteligencia de la gente. Incluso si, en algún momento te pierdes, la idea es que veas que se trata de una serie en la que los protagonistas son los expertos y, por supuesto, hablan con su jerga habitual”, añade Waldron, aunque quizá una de sus estrellas lo explica mejor: “Es como ver una serie de médicos y no saber qué es la epinefrina pero sí entender la urgencia del médico por ponerla en ese momento. Hay que confiar en la audiencia. Si uno de los hermanos va camino del ring y le abuchean, entiendes que ese jugará el papel de malo”, remata Amell.
Semántica aparte, la nueva serie de StarzPlay —hogar en España de joyas como “Normal People” o “The Act”—, descubrirá un mundo nuevo y fascinante a los ajenos al mamporro y hará maravillas en los ojos de quienes ya conozcan el mundillo, sumando cameos delante y detrás de la pantalla de estrellas como Cody Rhodes, CM Punk, Adam “Edge” Copeland o Chavo Guerrero, que fue el entrenador principal del elenco durante la exhaustiva preparación: “Fue duro. Recuerdo tener agujetas todo el tiempo, pero nada más grave. Stephen (Amell), en cambio, se rompió la espalda. Me dio mucho miedo. La lucha libre no es una broma, y ambos pusimos toda la carne en el asador. Al final su lesión quedó en una micro-fractura y en 3 meses ya estábamos de nuevo sobre el cuadrilátero, pero me dio mucho miedo”, se despide Ludwig antes de emplazarnos a seguir las aventuras de Ace, Jack, Crystal y toda la familia de la Duffy Wrestling League.