Corrillos espantadas y la enmienda de la RAE
Nada de lo que se vió ayer en el Congreso y sus alrededores es habitual. Ni todos los días se reforma una parte de la Constitución, ni los alrededores del Palacio están blindados con decenas de furgones policiales, ni mucho menos PSOE y PP llevan a la Cámara una iniciativa conjunta. Lo más sorprendente, pese a todo, no fue lo anterior, sino los numerosos corrillos que se formaron en la hemiciclo cuando el presidente Bono interrumpió por cinco minutos -que luego fueron 35- para ordenar la votación de las enmiendas