Funeral
Las hijas de María Teresa Campos sienten el calor de sus amigos en el funeral de Madrid
Terelu Campos y Carmen Borrego han vuelto a homenajear a su madre tras su muerte. Esta vez han citado a sus seres queridos en la capital
María Teresa Campos vuelve a ser recordada por sus seres queridos. Terelu Campos y Carmen Borrego han querido traer el último adiós a su madre en Madrid, después de la íntima despedida que realizaron el pasado 11 de septiembre en su Málaga natal. Ahora, las hijas de la veterana presentadora, rodeadas de su familia y amigos más íntimos, han vuelto a hacer piña para celebrar una misa que estaba fijada para las 20 horas de este lunes, para una hora después dar comienzo a un funeral en la Iglesia de Santa María de Caná, en Pozuelo de Alarcón.
Hasta allí se han desplazado no solo Terelu Campos o Carmen Borrego, protagonistas de las imágenes más emotivas de la misa. También Alejandra Rubio, que acudió del brazo de su padre, así como sus primos, Carmen y José María. Además, muchos rostros conocidos del mundo de la cultura, la información, el entretenimiento o las artes han querido arropar a la familia en el último adiós a la presentadora. Así lo hacía Rocío Carrasco, considerada por todos como una más del clan, que estuvo acompañada de su marido, Fidel Albiac.
También quisieron estar al lado de la familia amigos de siempre como el periodista Kike Calleja, el diseñador Eduardo Navarrete, las colaboradoras Belén Esteban o María Patiño, la cantante Tamara, la presentadora Arantxa de Benito o Lara Dibildos, Raphael, Antonio Montero, Amor Romeira, Makoke, Sofía Cristo, Lydia Lozano o políticos de la talla de José Luis Martínez Almeida, entre muchos otros. Personas que trataban de no llamar la atención y centrarse tan solo en rezar por la memoria de María Teresa Campos, así como dar consuelo a sus seres queridos con su presencia.
Tras reunirse con el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, Terelu Campos y Carmen Borrego han llegado por separado a la cita. En esta ocasión han preferido no protagonizar la imagen del dolor a las puertas del templo, mostrándose unidas frente a la adversidad. Era tan multitudinario el acto religioso que optaron por realizar sus llegadas, de riguroso luto, por separado y de manera directa, sin pararse a responder a las preguntas de los reporteros o los mensajes de ánimo y condolencias de los curiosos congregados. “No es el momento”, decían a su llegada, también a su salida.
Ya han hablado mucho de su dolor, quizá demasiado para Alessandro Lequio, quien criticó sin piedad las lágrimas en público. Este último adiós ha sido más íntimo, a pesar del amplio despliegue de famosos que se han dado cita en el interior de la iglesia madrileña.
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