Caso Madeleine

Caso Madeleine McCann: Así es Christian Brueckner, el voraz y violento depredador sexual obsesionado con las niñas de corta edad

Con una una infancia difícil, cometió su primer delito a los 16 años. Un año después, abusó de dos niñas de 6 y 9 años

La fiscalía de Faro hizo pública ayer la noticia que mucha gente estaba esperando: Christian Brueckner ha sido imputado formalmente como principal sospechoso del secuestro de Madeleine McCann, que desapareció del apartamento 5A del Ocean’s Club de Praia da Luz el 3 de mayo de 2007.

Casi 15 años después de lo ocurrido y apenas unos días antes del estreno del documental de AMC Crime “Madeleine McCann: Principal sospechoso”, se ha desvelado que los investigadores de Portugal, Reino Unido y Alemania han trabajado de forma coordinada en una investigación que sentará en el banquillo al pedófilo alemán de 44 años, que cumple una condena en una cárcel alemana por la salvaje violación de una turista norteamericana de 72 años, en Praia da Luz dos años antes de la desaparición de la menor británica.

Las autoridades alemanas investigaron varias propiedades vinculadas a Brueckner
Las autoridades alemanas investigaron varias propiedades vinculadas a BruecknerJONAS NOLDENAgencia EFE

Lo que no ha trascendido son las pruebas que se tienen contra él, que deben ser lo suficientemente contundentes como para poder sentarle en el banquillo, tal y como han reiterado los investigadores en todo este tiempo. Durante los dos años que han pasado desde que el fiscal alemán Hans Chrristian Wolters dijera públicamente que el caso estaba resuelto al 90 por ciento que el sospechoso era Wolters, se han filtrado pocos datos de la investigación pero sí se han conocido muchos datos acerca de Brueckner, que lo describen como un depredador sexual violento, voraz y desinhibido, al que le gustaba compartir y producir material pornográfico con escenas sexuales con niños -algunos de muy corta edad- e incluso con animales.

Gracias a la labor de investigación se ha podido saber que el ahora imputado por la desaparición de Maddie fue adoptado y vivía en una familia con una disciplina muy estricta. Su padre adoptivo sufrió un grave accidente de tráfico, que le dejó muchas secuelas e impedía que la familia pudiera cuidarle, por lo que acabó en una institución religiosa. Tenía 14 años. A los 16 cometió su primer delito. El primero fue un allanamiento en el año 1992. Poco más de un año después, con tan sólo 17 años, fue condenado a dos años de prisión por abusar sexualmente de dos niñas de 6 y 9 años, pero escapó de las autoridades y en 1995 se refugió en Portugal, donde continuó su carrera delictiva y dónde los investigadores sospechan que cometió numerosos abusos sexuales que no fueron denunciados.

Durante los años siguientes, Brueckner se movió por todo el sur de Portugal, cambiando de coche habitualmente y ganándose la vida con el trapicheo de droga, robo de combustible y la compra-venta de vehículos usados. También pasó temporadas en Alemania, donde compró un par de propiedades de campo aisladas y trabajó en un bar.

A pesar de las autoridades tenían constancia de que era un pedófilo, no fue detenido hasta el año 2017. Ese año, una noche del mes de junio, se acercó a un parque infantil junto al que unas familias estaban de celebración. Los niños jugaban en el tobogán. Brueckner se metió en el castillo que había debajo del columpio, se bajó los pantalones y comenzó a masturbarse. Una niña de ocho pasó cerca de él, lo vio y salió corriendo para avisar a los adultos, que lo rodearon e inmovilizaron hasta que llegó la Policía. Nunca fue condenado por ello. Pocos meses después fue extraditado a Alemania para ser juzgado y condenado por un delito de tráfico de drogas.

Imagen de la pequeña Madeleine McCann
Imagen de la pequeña Madeleine McCannMERCURY PRESS / ZUMA PRESS / CONTACTOPHOTOMERCURY PRESS / ZUMA PRESS / CON

Pero, ¿qué pasó durante las dos décadas que transcurrieron desde que llegó a Portugal y fue extraditado? Durante ese tiempo, el principal sospechoso no sólo siguió trapicheando con drogas sino que continuó cometiendo abusos, grabándolos y compartiéndolos con otros pedófilos.

A su llegada al Algarve, alquiló una casa de campo que utilizó como centro de operaciones para grabar material. Hasta allí llevaba a los menores, donde abusaba de ellos, en ocasiones incluso con su madre. Entre el material incautado por la Policía en uno de los numerosos registros de sus propiedades había una imagen de Brueckner sentado en una silla, con una niña encima y una mujer que debía ser su madre, al lado. La foto sería una más de cualquier álbum familiar a no ser por que el alemán tenía los pantalones y la ropa interior bajados.

La casa fue visitada por muchos de sus amigos y en sus reuniones se jactaba de sus robos en los apartamentos turísticos y en ocasiones hablaba de sus fantasías sexuales con niños.

Un testigo de 54 años que pasó por la casa de campo llamada “la vieja escuela” indicó a las autoridades que tenía un centenar de pasaportes sobre la chimenea, apilados en tres montones, que había obtenido en sus robos, como si le gustara llevarse un trofeo de cada apartamento que asaltaba. Como también ha pasado con otras personas que lo conocieron cuando conoció que había sido condenado por delitos sexuales contra menores, tuvo claro que fue el responsable de la desaparición de Madeleine: “Estoy 100% seguro de que fue él. Creo que la encontró por casualidad y la tomó en el calor del momento”, dijo en una entrevista a un medio británico.

Cuando el recientemente imputado abandonó la vieja escuela, dejó todo patas arriba. Como si hubiera salido huyendo. Dentro dejó numeroso material informático, bolsas llenas de juguetes y ropa de niños y mucha basura. Brueckner no quería que las autoridades supieran que vivía allí y de hecho, cuando fue juzgado por un robo de combustible le dijo al jurado popular que vivía en una caravana a pesar de que el no tener un lugar de residencia fijo le podría suponer una condena mayor.

8.000 vídeos de sexo con niños y con animales

Pero no “la vieja escuela” no fue el único lugar utilizado por Brueckner. En Alemania, también compró una cada de campo, casi abandonada. Allí tenía un colchón en el suelo en el que cometía los abusos y los grababa. Cuando los investigadores registraron el lugar, encontraron más de 8.000 archivos con abusos sexuales a menores de 0 a 12 años y de sexo con animales. El sospechoso del secuestro de Praia da Luz salía en al menos 100 de esos vídeos. En uno de ellos, aparecía con una niña de 4 o cinco años. Rubia como Madeleine, pero no era ella.

Tenía una verdadera obsesión por menores con estas características. Así en un chat con otro pedófilo encontrado durante un registro policial tras una denuncia de su novia por violencia de género, Brueckner hablaba con otro hombre y le decía que quería “capturar a un niño y usarlo durante varios días”. También matizaba que tendría que “destruir las pruebas” y que si lo conseguía “voy a documentar cómo la torturo”.

Brueckner siempre llevaba ropa de niño en la furgoneta en la que vivió durante un tiempo y con la que llegó a viajar a España
Brueckner siempre llevaba ropa de niño en la furgoneta en la que vivió durante un tiempo y con la que llegó a viajar a EspañaUK METROPOLITIAN POLICEReuters

De hecho, tal y como le confirmó a un alemán con el que coincidió en la localidad portuguesa de Foral, había adaptado su furgoneta para habilitar un espacio para esconder a un niño. Así lo confiesa Deiter Fehlinger en el documental que AMC Prime entrena el próximo 2 de mayo. Fehling subió a la autocaravana del principal sospechoso, que le confesó que quería llevar droga a Alemania o Rusia en un departamento oculto. “Remodelé y arreglé un escondite de suficiente tamaño como para meter niños pequeños”, recuerda Fehling. Precisamente fue en esa autocaravana donde los investigadores encontraron ropa infantil y algún bañador de niña.

Brueckner vivió en esta casa de campo durante más de 10 años y la abandonó de manera apresurada poco antes de la desaparición de Madeleine
Brueckner vivió en esta casa de campo durante más de 10 años y la abandonó de manera apresurada poco antes de la desaparición de MadeleineFABIO MESTRINHOAgencia EFE

Hace unos meses, el diario “The Mirror”, hablaba con . Michael Tatschl, de origen austriaco, vivió durante un tiempo con Brueckner en Praia da Luz, del que decía que “era un pervertido y más que capaz de arrebatar a un niño por sus fantasías sexuales o por dinero”. También explicó que le gustaba alardear de la cantidad de joyas que había robado en los apartamentos de familias de turistas ricos. Además, Taschl, de 46 años, matizó que Brueckner se jactaba de vender niños: “Siempre decía que tenía mucho dinero y que ganaba mucho. Incluso llegó a hablar de vender niños, tal vez en Marruecos”. “Lo más probables es que vendiera a Maddie. Estuve viviendo con él en esa época. Era mi mejor amigo. Sé que lo hizo”, concluyó.

Otros testigos como Manfreid Sheifferd, clave en la condena por la violación de la turista norteamericana, confiesa en el documental de AMC que lo visitó en su casa de campo y vieron los pasaportes, cámaras de vídeo y sobre todo mucho desorden.

Entre toda la basura había unas cintas de vídeo, en el que según Sheifferd habló de casos de abusos que no han sido denunciados y que no han podido ser probados porque las grabaciones no han sido recuperadas. Una de las cintas mostraba a una mujer tumbada sobre una mesa pidiendo ayuda en italiano. También había una grabación de una agresión sexual de una mujer joven, con las manos atadas sobre la cabeza...

Inga Gehricke de 5 años desapareció en zona una cercana a una propiedad de Christian Brueckner en Alemania. Nunca apareció y el caso sigue sin resolverse
Inga Gehricke de 5 años desapareció en zona una cercana a una propiedad de Christian Brueckner en Alemania. Nunca apareció y el caso sigue sin resolverselarazonAgencia AP

El caso de Inga Gehricke

Inga Gehricke estaba con sus padres pasando un día de campo con unos amigos. Inga se quedó jugando con otros niños pero desapareció sin dejar rastro. En principio, la familia pensó que se había escondido en el bosque y no había logrado volver. Era 2 de mayo de 2015. Se da la circunstancia de que Brueckner tenía una casa, en la que se encontró material pedófilo, muy cerca del lugar en el que se desapareció Inga. Nunca pudieron vincular los casos pero no se ha vuelto a saber nada de la niña.

Imagen de un hombre paseando junto al complejo turístico del que desapareció Madeleine Mccann en 2007
Imagen de un hombre paseando junto al complejo turístico del que desapareció Madeleine Mccann en 2007RAFAEL MARCHANTEReuters

Las claves

La principal prueba es el posicionamiento del teléfono móvil de Brueckner, que lo sitúa cerca de Praia da Luz horas antes del secuestro. El dispositivo se conectó a una torre ubicada a 200 metros del Ocean’s Club durante una llamada de 30 minutos que el alemán recibió a las 19:32 horas del día de la desaparición.

Una exnovia de Brueckner confirmó que la noche anterior le advirtió que tenía que hacer algo importante y que seguramente tendría que pasar un tiempo lejos.

Otra ex novia, Nakscije Miftari, dijo que el alemán le econoció que estaba cerca: Sé lo de Maddie, estaba cerca del hotel en ese momento. Yo vivía cerca. No voy a decir nada más. No soy un tipo estúpido, soy un hombre de negocios” .En una entrevista en “The Mail on Sunday”, Miftari explicó que esta confesión se produjo después de una reunión con amigos en 2014. Cuando la preguntaron si sabía algo del caso, se negó a responder, se quedó callado. Cuando se quedaron solos, le pregunto directamente por Maddie y dijo: “Sé lo de Maddie, estaba cerca del hotel en ese momento. Yo vivía en el cerca. No voy a decir nada más. No soy un tipo estúpido, soy un hombre de negocios”.

Otra ex pareja del alemán admitió que conocía los apartamentos porque trabajaba habitualmente en ellos haciendo chapuzas y, por qué no, asaltando las casas de los turistas.

Pero de momento, la fiscalía alemana no ha presentado pruebas contra él. Lo que sí han mantenido desde el principio es que el caso estaba resuelto al 90 por ciento y que tenían pruebas suficientemente contundentes como para mantener la investigación abierta.

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