Mucho cuidado con los viejos oráculos
En algún hueco del templo hubo, en tiempos, un surtidor de volutas sulfurosas que debía de enfervorecer a la Pitia que, en trance, leía las preguntas y recitaba sus vaticinios
En algún hueco del templo hubo, en tiempos, un surtidor de volutas sulfurosas que debía de enfervorecer a la Pitia que, en trance, leía las preguntas y recitaba sus vaticinios