Al cabo de la calle
No son revolucionarios sino, más bien, su perfecto opuesto: un tipo de rabia ciega, desorientada y populista, que veremos frecuentemente en los próximos tiempos
No son revolucionarios sino, más bien, su perfecto opuesto: un tipo de rabia ciega, desorientada y populista, que veremos frecuentemente en los próximos tiempos