La gran mentira vikinga que dio nombre a Groenlandia
La historia se remonta al año 982, a Erik el Rojo, un hombre desterrado de Islandia por pendenciero y otras rencillas


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La vuelta de Donald Trump a la Casa Blanca ha traído millones de titulares a la prensa, además de sacar a escena temas poco habituales por estos lares. Uno de ellos es Groenlandia, tierra casi ignota en España.
De pronto, la isla más grande del mundo (pues Australia se considera un continente, una masa) ha saltado a la primera línea mediática e incluso se han permitido hacer algún guiño al presidente americano con la reciente propuesta/broma de hacerse con California para poder disfrutar de sus ricos aguacates y sus soleadas playas.
¿Pero de dónde viene el nombre de Groenlandia? Una duda que resuelve Martín Escolar en las 'Pildoras culturales' (Península) que publicó a principio de este curso 24/25: viene del danés "gronland", que significa "tierra verde". Sin embargo, es difícil encontrar algún páramo verde en esas tierras.
El enigma se remonta al siglo X, escribe el autor. En el año 982, el vikingo Erik el Rojo, "desterrado de Islandia durante tres años por pendenciero y por rencillas varias", escribe, navegó hacia el oeste hasta recalar en las costas de Groenlandia.
No fue el primer europeo en hacer este camino, pero sí fue pionero en atarse las botas y ponerse a recorrerla. "Motivado por el deseo de redimir su honor y liderar una nueva empresa, cuando Erik encontró ciertos puntos de la costa occidental menos helados, decidió que tenía que llevar allí a su gente". El problema estaba en cómo convencer a sus paisanos de emigrar a un clima todavía más frío que el de Islandia. Y fue entonces cuando optó por ocultar ese "pequeño" detalle... "y unos cuantos más", recuerda Escolar.
Si Islandia es la "tierra del hielo", pues la nueva isla decía ser aquello con lo que soñaban: la "tierra verde", ya que su clima benévolo hacía que las praderas se extendieran hasta perderse en el horizonte... "Vamos, que les soltó una trola como Groenlandia de grande", escribe.
Gracias a esta estrategia de marketing, Erik el Rojo regreso a la gran isla acompañado de un buen puñado de colonos y estableció los primeros asentamientos europeos del lugar.