Defensa

El Congreso solo votará el envío de una misión militar estable a Ucrania

El despliegue militar actual no precisa autorización. La participación en las Fuerzas Permanentes de la OTAN ya cuenta con el aval parlamentario desde hace años

La crisis de Ucraniaha vuelto a poner en evidencia las diferencias que separan al PSOE y a sus socios de investidura en los principales temas de Estado. Ya sea la Política Territorial, la de Defensa, la exterior o en relación a la Monarquía. La coalición sufriría si la tensión en Ucrania desemboca en un conflicto armado, pero en el Gobierno quieren confiar en que la crisis no se alargue en el tiempo, con alguna escaramuza militar en la frontera, aunque sin llegar a mayores.

La autorización del Congreso de los Diputados se solicitará sólo en el caso de que la presencia de militares españoles en la zona tenga que convertirse en una misión estable sobre el terreno. Mientras pueda mantenerseen el estatus actual, dentro de unas maniobras anticipadas como parte de las aportaciones anuales a las fuerzas permanentes de la OTAN, no habrá comparecencia del presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, ni de la ministra de Defensa, Margarita Robles, en el Parlamento para pedir el apoyo de la Cámara.

La oposición ha empezado ya a presionar en esa dirección, pero el Ejecutivo se apoya en los precedentes y señala al Gobierno de Rajoy y a autorizaciones de envío de tropas que refrendó a posteriori. En las filas socialistas están convencidos de que Podemos tampoco romperá la coalición, ni siquiera aunque se cumplan las previsiones más negativas respecto a la evolución de la crisis.

Tensión en la coalición

Además, en las últimas semanas se están visualizando todavía de manera más sonora las diferencias que existen entre los socios, una situación que a la parte socialista del Gobierno no le desagrada en absoluto. Hay encuestas que les confirman que en el electorado del PSOE está bien visto que se marque cierta distancia con Podemos. Aunque esto tampoco se puede anticipar como un empujón en las urnas porque no es medible el coste del ruido de las deslealtades dentro de la coalición.

La posición del Gobierno ante este conflicto internacional está también sometida a la cumbre de la OTAN que acogerá España antes del verano, coincidiendo con el 40º aniversario del ingreso de nuestro país en la Alianza. Otro factor de tensión en la coalición, pero que obliga a la parte morada como socio del Gobierno de España. De hecho, estas tensiones no incomodan a Pedro Sánchez, que ve una oportunidad para poner sordina a otros debates que le perjudican más electoralmente ante los próximos cómicios del 13F en Castilla y León. No es que en esta comunidad vayan a votar pensando en Ucrania, pero sí ofrece al jefe del Ejecutivo una plataforma para poder vestir su liderazgo. O así lo creen en su entorno.

En los últimos días, las encuestas electorales están captando, con cierto consenso, un pequeño desfondamiento del crecimiento del PP en Castilla y León, el cual en las filas populares atribuyen, sin embargo, a la sensación imperante entre su electorado de que el PSOE ya no es rival, lo que desmoviliza el voto. Vox, sin embargo, resiste.

Sesión de control

La última sesión de control al Gobierno, celebrada ayer en el Congreso, la dominó el tema de Ucrania, en un rifirrafe que echó también por tierra la posibilidad de que en este tema haya acuerdos de Estado aunque el PP haya ofrecido su apoyo.

El PP exigió al presidente del Gobierno que dé la cara y comparezca de manera urgente para hablar de la crisis entre Ucrania y Rusia y de la posición española, como están haciendo otros líderes mundiales. También volvió a reclamar que llame a Pablo Casado, con el que no tiene una conversación desde mayo del pasado año 2021. «Éste es un asunto de Estado», señalan.

La mala relación entre Sánchez y Casado, afectada por la presión de Podemos y Vox, no ha salvado los temas de Estado. A esto se une la incomodidad que provoca al líder socialista un acercamiento al centroderecha cuando, a presente y a futuro, su continuidad en Moncloa solo es viable con él apoyo de los mismos partidos que sostuvieron la moción de censura y su investidura.

“Nada nuevo”

En el Gobierno socialista insisten en que, desde el punto de vista militar, no hay nada nuevo. «Estamos en las misiones permanentes en las que está España en OTAN desde hace años (Letonia, por ejemplo, desde 2017)».

Despliegue español
Despliegue españolTania Nieto

También recuerdan que estos envíos se aprueban cada año en Consejo de Ministros: «Este año lo hicimos también el 21 de diciembre» y «la ministra de Defensa comparece anualmente en el Congreso para dar cuenta de nuestras misiones». De hecho, en septiembre de 2018, varios parlamentarios, entre ellos cuatro de Podemos, acompañaron a Robles a visitar el contingente desplegado en Letonia, en el que hay 350 militares y 80 blindados como fuerza de disuasión ante el desafío ruso.

«Desde el punto de vista militar no hay ninguna novedad sobre lo que hace España: misiones permanentes de estabilidad y mantenimiento de paz en el marco de OTAN. Otra cosa es el escenario político entre OTAN y Rusia, que ya veremos cómo evoluciona. España apuesta, como toda la OTAN, por medidas diplomáticas, pero hoy por hoy no hay ninguna novedad militar. Sólo las contribuciones ordinarias y a las que nos obliga nuestra condición de país aliado, como llevamos años haciendo. Lamentablemente, hay ignorancia en este tema».

Y son esas contribuciones anuales a las Fuerzas de la Alianza (muy desconocidas) en las que se enmarcan la actuales aportaciones militares españolas, que no son nuevas, sino que simplemente se han adelantado, pues estaban previstas a partir de mitad de febrero. Así, los buques «Meteoro» y «Sella» (el último partió ayer de Cartagena) se integrarán en la Agrupación de Medidas Contraminas nº2 (SNMCMG-2), al igual que en años anteriores (España la lidera desde junio pasado). Y la fragata «Blas de Lezo», en la de Superficie nº2 (SNMG-2). En el caso de los Eurofighter para Bulgaria,en 2021 se estrenaron en Rumanía y la intención era repetir todos los años con un destacamento, que en esta ocasión, como con los buques, se ha acelerado por la tensión. Y en primavera, los cazas españoles volverán a patrullar el Báltico.