«Argentina está bajo la droga de la inflación»
En septiembre de 2004 Martín Redrado era el «chico de oro» de la política argentina. Néstor Kirchner lo nombró entonces presidente del Banco Central. El 7 de enero de 2010, con Kirchner aún vivo, Cristina Fernández (CFK) lo destituyó de un plumazo después de semanas de duros enfrentamientos por su negativa a desbloquear 6.569 millones de dólares de las reservas del Banco para –supuestamente– garantizar el pago de los intereses de la deuda externa. Su batalla con CFK le costó el cargo, amenazas y, en cierta medida, su matrimonio. Hoy, analiza para LA RAZÓN, el «universo Kirchner», que conoce de primera mano, y la nueva religión argentina: el «cristinismo».