El Presidente y la calle
Ni siquiera en Calvarrasa pudo relajarse. Mientras departía en el bar con los suyos, se le acercó un hombre del pueblo y le soltó a la cara: «¿Es usted Pedro, el mentiroso?».
Ni siquiera en Calvarrasa pudo relajarse. Mientras departía en el bar con los suyos, se le acercó un hombre del pueblo y le soltó a la cara: «¿Es usted Pedro, el mentiroso?».