Una España sin Edad Media
Este período histórico fecundo en figuras de renombre como Alfonso X o Jaime I es otro de los damnificados por la reforma planteada por el Gobierno
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Con la reforma planteada a la asignatura Historia de España en 2º de bachillerato muchos vemos el ataque final al conocimiento que nuestros jóvenes podrán tener de nuestro pasado. Para algunos más exaltados será, de nuevo, un intento de acabar con este país, sin embargo, no se dan cuenta de que en el fondo es el final de un proceso que, por razones equivocadas, se inició en los años 80 y que los gobiernos de PSOE y PP han dirigido sin muchos cambios. Con la LOGSE se implantó por primera vez la visión de que, en el fondo, era más importante que los jóvenes conociesen los dos últimos siglos para comprender mejor España.
Con ese punto de vista la Historia Contemporánea pasó a suponer más de la mitad del currículo de los estudiantes, comenzando a producirse un proceso de difuminado de lo que había ocurrido en los siglos anteriores. Y esto se mantuvo en todas las leyes educativas posteriores, de uno u otro signo, fomentando el olvido de nuestro pasado. Un olvido que ha fomentado, y seguirá haciéndolo, el desconocimiento y, con ello, el uso y abuso basado en el error o la tergiversación de la Historia.
Sin duda el currículo de Historia de España en bachillerato es un despropósito, porque tiene su final en las diversas pruebas que, cambiando solo el nombre, han seguido a la selectividad. El hecho de que los alumnos estudien para un examen hace que esa Historia de España se convierta en una lista de reyes godos: a repetir como papagayos en un examen lo que les han resumido en pequeñas píldoras pensadas para ello. Nada les quedará de ello, sin duda.
Pero la solución no es cercenar la cuarta parte de ese conocimiento (que corresponde al 90% de nuestro pasado común). Con ello solo se conseguirá lo contrario: que la Historia vuelva a ser campo de tergiversación y enfrentamiento, porque los expertos saben mucho de didáctica, pero poco de Historia. Con ello los políticos y otras personas, que conocen tan poca Historia como los alumnos actuales, podrán seguir haciendo gala de su desconocimiento histórico, seguiremos viendo cómo se atreven a decir que España se fundó en Covadonga (lo que es como decir que cuando un inglés puso un pie en América se fundaron los Estados Unidos), y cómo algún otro hablará de reyes de Cataluña o de Euskal Herria (todos los extremos suelen torcer la historia en su propio beneficio).
La Edad Media, de esta forma, es un periodo que se verá damnificado. Los alumnos verán este periodo, clave para entender muchos de los problemas (y ventajas) de la España actual, tan solo entre primero y segundo de la ESO. Es decir, con doce o trece años. Y nunca más volverán a él si desaparece del currículo de la asignatura de Historia de España (como parece plantear el último borrador filtrado por Europa Press). Y eso nos condena al desconocimiento y a que eso sea aprovechado para seguir enconando las posiciones. Durante la Edad Media surgen las actuales lenguas de España (salvo el Euskera que, en diversas fases de evolución y conocido como vascón, ya era hablado en zonas semejantes a las actuales –aunque crecería hasta su apogeo en el siglo XI–). El castellano, el catalán (en sus diversas formas: catalán, valenciano, mallorquín…), el gallego, el leonés, el aragonés… surgen de la evolución del latín vulgar que se desarrolla a lo largo y ancho de la península (junto al desaparecido mozárabe o romanandalusí), al igual que ocurre en el resto de la Europa latina.
Interpretaciones torticeras
Durante el periodo medieval se conforman las unidades políticas que marcarán no solo la España actual, sino toda la Península: el reino de Portugal, la Corona de Castilla, el reino de Navarra, la Corona de Aragón (una peculiar y única formación política cuasifederal sustentada sobre tres patas: Aragón, Cataluña y Valencia). Los estudiantes desconocerán esto y también alguno de los grandes hitos y herencias de esos reinos medievales en la España de los siglos modernos y contemporáneos: las Siete Partidas de Alfonso X (que incluso han servido como jurisprudencia en los Estados Unidos en pleno siglo XX), o los Usatges de Barcelona y el Libro del Consulado del Mar que, con origen valenciano, fue el gran derecho mercantil del Mediterráneo… Desconocerán cómo los estados medievales van a conformar la Monarquía Hispánica (en cierto modo tan parecida a la España actual), con diversos orígenes y estados en su seno que solo los borbones conseguirán unificar completamente.
Los estudiantes no conocerán figuras de tanto renombre como el Cid, Alfonso VI, Alfonso I el Batallador, Jaime I el Conquistador, Sancho III el Mayor, Fernando III el Santo, Pedro el Ceremonioso… Personajes que moldearon la península medieval. Su conocimiento será tan superficial (por el tiempo real que tendrán para verlo en cursos que abordarán en plena adolescencia) que será fácil que cualquiera, de un signo u otro, les venda cualquier tipo de interpretación torticera. Todo lo que existía antes de los Decretos de Nueva Planta desaparecerá de su conocimiento y de su bagaje cultural. Nuestro acervo se convertirá en algo acerbo, y con ello en campo sembrado para los que, sin conocerlo o conociéndolo, no dudarán en deformarlo para su propio beneficio (y como he dicho, todos los colores políticos suelen hacerlo).