¡Por Dios, Carletto, no quites a Rüdiger!
A una mala bestia como a Haaland sólo lo puede parar un tipo de la envergadura, la constancia y, sobre todo, la velocidad del alemán
A una mala bestia como a Haaland sólo lo puede parar un tipo de la envergadura, la constancia y, sobre todo, la velocidad del alemán