La última anacoreta
La casucha prefabricada no tenía calefacción y dormía siempre con la ventana abierta, aunque de las alturas del Urbión y la Cebollera bajara un viento helador
La casucha prefabricada no tenía calefacción y dormía siempre con la ventana abierta, aunque de las alturas del Urbión y la Cebollera bajara un viento helador