“Fuimos a comprar a un super de Azpeitia. Sólo nos hablaban en euskera. Nos tuvimos que marchar sin la comida. Mi mujer lloraba”
El guardia Jerónimo Lázaro, uno de los 300 agentes a los que el Gobierno vasco ha denegado la condición de víctima, explica a LA RAZÓN lo ocurrido durante su destino allí